Tu sonrisa es un corte de cabello estilo punk; algo así como una invitación a tomar
tu mano y juntos hacer crecer raíces, bajo nuestras vestiduras, por si
algún momento, la prudencia y el desacato, se apodera de esta ciencia
del desamor.
Quizá tu sonrisa sea un paliativo para estas crisis
nerviosas. Y uno que está prendido a un chocolate, y ella que desde
detrás muerde la vida, para no escapar como
peluza, y tu acertijo, esa tu boquita copada de sueños e interddicones.
No, no gritas rebeldía, pero cuánto quisiera. Rendida quedaste. Y yo
tan de otro mundo, casi rojo casi tinta delirante; tú, pequeña burguesa,
en tus ojos helados yo me vi todo incomprendido. No soy poeta, pero no
hace falta serlo para elucubrar inciertas sinrazones que más o menos te
aludan. Y luego una revolución. Sí, aún tenemos ciertas dosis de utopía y
todos contaminados de política, porque ser hijo de puta no cuenta, pero
dicen que se ha puesto de moda; para eso quedan las marchas, el
barullo; lo nuestro debiera ser más intenso y más surreal, también.
Piensalo. Yo tan al margen, tú tan decepcionada. Y eso te desaprovechan,
porque tu distancia otra vez está remarcada por el silencio y las
dudas. Mis tormentos posibles. No hay amor, entonces. Lo que queda es un
incendio y un escape incierto a la totalidad de tu ser, pleno y lejano,
jamás mío.
No hay comentarios:
Publicar un comentario