sábado, 31 de diciembre de 2011

Los que se van

Y es así: cojo mis maletas y camino derechito a la mierda

Una energía remota me recorre el cuerpo, me hace levantar y etiqueta mis lágrimas por intensidad. El sol renace de una era de deshielos en el corazón, mientras de este lado del hemisferio se vierten millones de litros de memoria. Como si a alguien le importase mis verdades gangrenosas. 

        Las personas que quiero se mueren o las pierdo o me dejan siempre

Llueve con intensidad inusual en mis ojos, mientras cargo el féretro de una era de luchas. En su interior yace un cuerpo poseído por el olvido y el olvido le consumió la memoria, pero el sentir no. Y dentro de un rato, cuando lleguemos al vacío eterno, podré decir: "Con usted he cumplido".

        Las personas que quiero se mueren o las pierdo o me dejan siempre

A diferencia de tus ímpetus, no se trata de persistir en la memoria; es más bien una cuestión de filosofemas y raídas empatías que nos trae la vida. Y de repente, cuando abrimos los ojos ya no tenemos compañía, ni candor en las venas, solo esta melancolía para que no te mueras.

        Las personas que quiero se mueren o las pierdo o me dejan siempre

Se me evaporan las ideas. El sol se bebe mis lágrimas. Mi corazón furioso blasfema contra tan inmutabilidad de El Creador. Mírame, Dios, aquí tan triste y Ud. desde hace mucho que es mero contemplador. Y yo todavía no sé por qué hace las cosas. Todavía no sé por qué me deja sin sonrisas.

        Las personas que quiero se mueren o las pierdo o me dejan siempre

Las evasiones son siempre las misas, una tras otras, y el cielo se hace piedra. Atraviesan los corazones un viento golfo que inunda de mierda los ojos. La gente llora al caído. La gente se convence que se va. Y ella, su compañera de toda la vida, si quiebra, no está hecha de piedra.

        Las personas que quiero se mueren o las pierdo o me dejan siempre

Y yo la miraba con ojos nublados, con sonrisa rota, con corazón destrozado. La miraba con cariño. Siempre nos toca perder. El sol impertinente sonrío macabro, bebiéndose la clorofila de las plantas, obligando a las personas a huír. El clamor divino nunca se escuchó. 

        Las personas que quiero se mueren o las pierdo o me dejan siempre

Un ángel azul se posó sobre el pabellón, mostrando futuro, mostrando condolencias. Los ojos infieles desde otro lado, compañeros de batallas, rompen sus llantos y delirios contra el mar, para no hacerse notar. Y se puede ciertamente a viva voz: "Señor, con usted hemos cumplido"


viernes, 23 de diciembre de 2011

Retórica del olvido

Oh, mi amor, mi amor,
a pesar de las circunstancias 
y las orondas distancias,
del llanto que te rompe el corazón
y de la frustrada agonía del tiempo,
necesito saber si piensas en mí...
...como yo a veces pienso
en esos días cuando era para ti.

Y tus noches deben ser tan tristes,
querido, esas noches rotas y muertas,
en las que te consume la pena.
La Luna no sabe que resistes
porque tu corazón adolorido
siente por mí, como en ese instante,
la primera vez que nos hemos querido,
el eterno fulgor del mar y el recuerdo constante.

Sé que has estado solo un largo tiempo,
y has sufrido esta separación como una muerte,
pero siempre es hora de reponerte,
yo hago mi vida lejos, muy lejos,
donde tu amor ya no me abriga,
ni tus brazos me encienden
pero siempre, aunque no te lo diga,
en esos momentos vacíos pasas por mi mente.

¿Aún eres mío? ¿Aún lo eres?
Me cuesta entregarme a ese hombre.
...Es de repente porque extraño tu amor...
Dime, ¿has estado con otras mujeres?

Oh, mi amor, mi amor.
El tiempo pasa, el tiempo no perdona,
pero tu recuerdo no me abandona.
¿Cómo ayudarte a superar este dolor?
La vida es el camino,
los destinos los muros que nos separan.
Ha pasado tanto tiempo y en el vacío
te das cuenta que para ti no cambia nada.

Y yo me aflijo cuando pienso en ti,
haberte amado devotamente,
y en un instante, mira, me heriste de muerte.
"Espérame, espérame", ¿ahora piensas en mí?
Sé que me recuerdas cuando escribes,
y que haces otras tantas cosas,
¿aún eres mío? Todavía sueñas que vives.
Extraño tus caricias, y a veces tu boca.

Dime, ¿las flores siguen creciendo por nosotros?
Necesito saber si piensas en mí,
si rehaces tu vida, si ya puedes ser feliz,
si tomas tus medicamentos, si eres otro.
A pesar de las distancias absolutas,
un segundo al día siquiera
pienso en tu personalidad ingenua,
y a veces suspiro, porque quisiera...

¿Aún eres mío? ¿Aún lo eres?
Otro hombre me ama, tal vez no como tú,
pero me respeta y me entiende, es amoroso,
¿Has estado con otras mujeres?

Oh, mi amor, mi amor,
olvídame, olvídame pronto, pronto,
rehaz tu vida, recupera el brillo de tus ojos,
conoce el mundo, sé libre, lo deseo de corazón.
Te va mejor sin mí, así estamos bien,
pero no sé qué pasará en el futuro,
si tus labios volverán sobre los míos
a posar su calor y hacerme feliz, querido.


miércoles, 21 de diciembre de 2011

Esas que pueblan mis noches

Se debe principalmente a la falta de cariño y autoestima, no sé cómo empezar a lidiar con esa pujanza; pero desde que probé los primeros labios, los siguientes llegaron como una avalancha a poblar mis noches con sus estructuras multiformes a fisurar la melancolía. Ellas, las que me visitan o las que visito al salir del trabajo, son varias, innumerables, algunas son agradables, pero otras son muy falsas, desde que estoy con ellas, prefiero la rudeza y la ternura. Hay una especie de ruina entre sus piernas, cuando se entra en ella, la sangre se congela, o empiezas a convulsionar. Y la noche se puebla de pájaros negros que anuncian tu muerte, una lenta y cruda. Pero superponer a ellas sobre la que es real, es suicidarse, escapar de la realidad, huir. Las montañas tiemblan, y el cuerpo se paraliza y la mirada rabia, las voces interiores en completa cacofonía se ordenan para producir una cruda sinfonía. En masa se masturban pensando en el ideal de bien. Las estrellas que guían tu camino se ocultan, ¿será por qué ya llegaste al final de tus andanzas o que estás triste y abandonada? Y la cruda decisión de cortarte la vida oscila en tu cabeza, como una mariposa negra que anuncia el final de tu película. Pero recurrir a semejante desidia es una tragedia épica, hay tantas cosas para aferrarse a la vida. Y estás ahí parada bajo la tierna mirada de Dios, bajo las nubes que lloran, y el descarte y la miseria y el corazón hecho mierda. Derechito te vas al infierno porque el Paraíso en esta tierra es la muerte, donde ya nada cuenta, ni tú ni yo, ni Dios ni el Satanás, ni siquiera las musas que ocupan tus noches.

Un abrazo tuyo no me vendría nada mal

Y me rindo con la soga al cuello, en el momento álgido, y potroso, terrible, inerme me doy asco. Y viene viene viene viene viene una noche sin estrellas y sin luna, pero salirte de sus piernas, de esas que pueblan las noches, es una oportunidad que no alcanzas a tomar, porque el amor es una farsa, solo se ama una vez en la vida y ya te tocó la puerta el amor. Ahora convives, ahora sueñas, ahora duermes con él, y yo duermo con ellas. Porque tirarse a alguien sin amor es mucho más placentero que tener que engalanar a alguien y esperar los tantos meses para que acepte irse a la cama con la muerte. Desde la tribu que rodea, ellas salen gritando horrores, y consumen tus energías, y se tragan toda la leche de tus senos flácidos, informes, y el sol se infecta de lágrimas, para que sea plausible vomitar toda esta mierda que reemplaza tu sangre y tus ideas merman la soledad, te creas amiguetes y te acompañan en tu vacío retórico. Miro al cielo y blasfemo: Por qué siendo tan bueno, me pasan las cosas tan malas. Despierta la revolución. Estamos ahí parados sosteniendo el arma, y las piernas de esas que pueblan mis noches, contienen los embates de la frustración, y al intentar sodomizarlas, el cuerpo pide por favor, pero ya no hay amor para consolarte. El mundo es tan poco, o menos que una lágrima o el denso semen que desborda en los muslos de aquellas fantasías. Y la tristeza otra vez pudriéndote en vida, pero tú convives, vives con él, y muy pronto serán tres.

Un abrazo tuyo no me vendría nada mal

martes, 13 de diciembre de 2011

Una temporada en el infierno

Esta vez no fue por intento de suicido y andar conversando con un perro loco llamado Albertino, esta vez, ya lo veía venir, fue porque andaba muy triste, afligido y nostálgico, pintando en las paredes y llorando todo el día por esa mujer de mis pesadillas y ensueños. No hubo fuerza ni forcejeo, fue medianamente voluntario, porque tenía que descender a esas latitudes, estar entre tanto loco, para comprender qué es lo que me pasa. Y esas horas malsanas, investidas de la mediocridad y la dejadez de los gobernantes, sentado y temblando de frío, mientras veo desfilar a esas hormiguitas llevándose a la cucaracha muerta, mientras veo a los pacientes perder la paciencia en mitad de un desaforado grito de locura incandescente, que sabe exhorbitar a los enfermeros, quienes corren ávidos a golpearlos, mientras lloro y me hago un corte con la cáscara de las paredes, a esa hora yo todavía entiendo que la vida es un pleito, y que estar medio secuestrado, confinado a ese maloliente pabellón 4, rodeado de otros, entiendo que la vida tiene que cambiar, y que tuvo que pasar esto tan desastrozo para que yo entienda cabalmente que sí la amo. Las lecturas que hice de Owen, Saint-Simmons, Tristán y un ilegible Hegel, me ayudaron para formular esta arenga: "Pero adelante, dejar de ser teóricos, parlanchines y hacerla, porque la revolución no se hace con palabras, se hace con acontecimientos. Exacto, pero antes de concientizar bueno sería prestigiar la tan desprestigiada idea de revolución, tal vez presentando sin edulcorantes esta idea los trabajadores se unan con nosotros, con los revolucionarios, prometerles, jurarles que la revolución es para ayudarlos, no para matarlos". Y esta vez en definitiva cambiar el mundo, no para mí, mi mundo ya esta roto, descompuesto y fuera de sí, sino para esa gente que en verdad se equivocó, una vez más, en elegir a su gobernante. Ollanta, no me provoques. 

Dejaré el egoísmo por el altruismo, el ensimismamiento por el trabajo social, la dejadez por la acción, el silencio por la revolución y el llanto por la lucha.

Vuelvo, aunque enamorado, loco y obcecado, me permito desinflar las penas, dejar de lado las musas y ayudar a los demás.

Una temporada (más) en el infierno me valió para recobrar las riendas de mi existencia.

Gracias, doctor Victor Larco Herrera.

domingo, 4 de diciembre de 2011

El autobús

Espero al amor como se espera el autobús. 

Me siento en la banca y apoyo mis codos en mis rodillas, adelanto un poco el cuerpo y estiro la cabeza para mirar mejor hacia la dirección desde donde vendrá mi bus. Los pájaros vuelan formando bandadas simétricas. La gente camina de a dos. Y el viento sopla como una melodía. El sol se coloca en el cielo imperante y absurdo. Saco mis lentes de sol y un sobrero de alas cortas. La gente sigue pasando sin mucho que decir. Se me acerca una señora, es una anciana y me dice que el bus que espero ya pasó. Y que ella también lo perdió. No le creo. Me acomodo, tiro el cuerpo hacia atrás y miro hacia la dirección. Pasan unos aeroplanos, la gente camina de a tres, el sol a descendido un poco, y el viento se aburre y llora. Ya no pasan ni las almas por esta vía. Los minutos empujan al sol hacia el abismo oscuro. El viento se pone hostil. Vuelve la anciana a repetir que mi bus hace meses que pasó, que pierdo el tiempo esperándolo. Perder el tiempo es cuestión de técnica. Si para ella pierdo el tiempo, para mí espero el bus. Me abrigo porque la noche llegó y se puso hostil y llorosa.

Espero al amor como se espera el autobús.

sábado, 26 de noviembre de 2011

Lo que importa


No importa si no has leído tanto como yo, la verdad, yo tampoco he leído tanto. O si no sabes algún cuento de Borges o de la existencia de Kavafis. No importa, en verdad.
No importa si la la Política te parece asquerosa, mediocre y denigrante, aunque no comparte tu punto de vista, no me importa eso, en verdad.
No importa que no te guste el tipo de música que yo escuche, que lo tuyo sea más pop, no importa, en serio.
No importa que no sepas de besar, uno no nace sabiendo, yo tampoco sé besar, en realidad, juntos podemos aprender, si es que nos lo proponemos.
No importa que no me digas cosas tiernas o te rías todo el tiempo.
No me importa si me miras y te quedas callada; o si no entiendes cuando te platico de algún tema en particular.

Lo que realmente importa es que esta magia que surge y nos envuelve jamás se rompa. O que nunca dejes de tener una sonrisa apremiante cuando yo quiera estar triste. Y que no me sueltes la mano cuando volamos a través de la gente. Eso importa, niña, eso importa en realidad. Lo demás sobra.

viernes, 25 de noviembre de 2011

Un buen día para morir

El vacío que dejas en mi alma, todavía no lo puedo llenar ni con cigarrillos ni con Literatura. Camino por tu barrio  como el fantasma que soy, recogiendo mis pasos para poder morir en paz. Y los besos que no te di se pudren entre mis labios, arrebatados de desidia y colmados de nostalgia. Ha pasado el tiempo, y no puedo vivir sin ti, y tú no lo entiendes. Tal vez nunca lo entiendas, y sigas viviendo tu vida, mientras yo viva una vida desolada y lejos de ti.

Debo estar loco, no? Significas demasiado para mí. Debo estar loco, no? No te imagino en otros brazos. Yo aprendí a amar como adulto, para ti, solo para ti, debí morir en Vietnam o en Bosnia. Hoy es un lindo día para morir, porque extraño tu abrazo que sabía calentarme el frío corazón.

Me han amado dos veces desde que te fuiste, dos chicas muy amables, una muy bonita, la otra un poco intratable, pero a ambas les he dicho que no, porque yo me siento en el balcón a esperar tu regresos. Todavía tengo esa esperanza porque todavía te sueño y te amo.

martes, 15 de noviembre de 2011

Luces un poco mayor a como te olvidé

Luces un poco mayor a como te olvidé.
Con la seriedad que supo arremeter mis delirios y dedicarme uno a uno ensimismamientos más coloridos que el anterior. Con ese don que describo, tu retrato persiste por la eternidad de mis dolores. La mirada perpleja como si te dieras cuenta de que tu futuro es más prometedor que el mío.

Luces un poco mayor a como te olvidé.
La piel aún la tines lozana y todavía presides las sonrisas más alegrosas de mi interior. Tus labios lucen rosados tal  y como se marcharon. Deben ser la predilección de tu novio, ese buen chico que consiguió enamorarte y hacer que creas en el amor. Y que borró los traumáticos recuerdos que te tallé. Debes ser feliz.

Luces un poco mayor a como te olvidé. 
Ahora tu cabello acaricia tus hombros, y ha de gustarle a tu novio enredar sus dedos en sus finas hebras. El maquillaje te asienta bien, pero no realza tu belleza porque te ves mucho mejor al natural, cuando tus ojos están briosos y maravillan mis ternuras. Y aún refulge tu mirada, tu extraña mirada que supo atraparme.


Luces un poco mayor a como te olvidé.
Ultimadamente sigues siendo presente en mi pasado irresuelto. Yo, que tengo canas en el corazón y un maravillo título de postgrado en depresión, no sé decir adiós. Y siempre sé reinventarme para evitarte jaquecas. Tengo un inventario de trastornos que te dañaron. Y en tus ojos puedo leer que ya no te importa.

Luces un poco mayor a como te olvidé.
Día tras día sueño con tu retrato respondiendo mis preguntas. Dándome la respuesta que sabe arrancarme esta tontería de persistencia en el dolor. Claro, también podrías sonreír, por qué tanta seriedad, Dios, si la sonrisa es lo segundo mejor que puedes hacer con tus labios: lo primero son tus besos de nácar.

Luces un poco mayor a como te olvidé.
Ideo una forma para entregarle a tu foto vida. Y que me converse y me acompañe en estos días grises, en estas noches de hielo. A tu novio no ha de faltarle calor, ni el de tu cuerpo argento, ni el de tu compañía discreta pero imprescindible. Tu cuerpo bañado de lágrimas. Y tus ojos preciosos.

Luces un poco mayor a como te olvidé.
Ahora que pareces una señorita de incuestionable maestría, yo me lamento no estar contigo, como tu fiel compañero que había de acogerte cuando llegues. Después del hastío del trabajo, me quedo rendido ante tu imagen, evocando esos días. Y escribo esto desde el corazón ahora que todos ven el partido de Perú.

viernes, 11 de noviembre de 2011

"nos veremos otra vez"


Aunque te abraces a la luna aunque te acuestes con el sol. No hay más estrellas que las que dejes brillar tendrá el cielo tu color no estés solo en esta lluvia no te entregues por favor! Si debes ser fuerte en estos tiempos para resistir la decepción y quedar abierto, mente y alma, yo estoy con vos. Si te hace falta quien te trate con amor si no tenés a quien brindar tu corazón si todo vuelve cuando más lo precisás nos veremos otra vez. No estés sola en esta lluvia no te entregues por favor. Si debes ser fuerte en estos tiempos para resistir la decepción y quedar abierto, mente y alma, yo estoy con vos. Si te hace falta quien te trate con amor si no tenés a quien brindar tu corazón si todo vuelve cuando más lo precisás nos veremos otra vez.

jueves, 10 de noviembre de 2011

Nostalgia

La dedicatoria dice así:

"Para Claudia Bazán, a quien jamás recuerdo porque nunca la olvido, y por todas las introversiones que me obsequió en aquellos días nuestros"

Y con ello pretendo que se sensibilise y me regale las palabras que quiero escuchar: "Jeremías, yo te perdono por lo que me hiciste; ahora podemos ser amigos". Es todo lo que necesito oír de su boca. Los te amo, los te quiero, han quedado atrás. Ya no soy digno de ser querido porque he perdido toda dignidad. Su ausencia ahora lo es todo. Hoy pensé mucho en Claudia, más que de costumbre porque hoy caminé errático y paranoico por Surco, para ser más exactos, entre el Puente Benavides y El Parque de la Amistar, tratando de evocar fantasías que no me pertenecen. Todo me recordaba a ella. Su perfume Mercy todavía está donde lo recuerdo, cerca al arco morisco. Y ella todavía me espera sentada en una banqueta para siempre, sin molestarse por mi deshora. Para ella yo debo ser un malvado, cuando en este día tan lóbrego y tan pesado, la necesito con todos sus defectos y sus virtudes. Porque ella es una de esas sonrisas que a uno lo cautivan, ella es un ángel. Y yo fui su verdugo.

El corazón que al desnudarse se rompe

Yo no tengo una guitarra ni un grupo de punk contra el sistema para decirte cuánto te amo, sólo tengo estos dedos cansados de no acariciarte, esta boca que se reseca de no besarte y este corazón que se desangra de tristeza.
Yo no tengo la elegancia de un emo, las amaneraciones que te sedujeron, sólo tengo las caricias que dejé empeñadas por un poco de alegría, mis dedos que, a parte de escribir, servían para tocarte.
Yo no tengo música, tengo Literatura; yo no tengo covers, tengo utopías; yo no tengo canciones, tengo ideales; yo no tengo guitarras, tengo amor para entregarte.
Yo no tengo manos que acarician cuerdas, sólo estas manos que profanaron mis palabras, que te hirieron, que te golpearon: la culpa me mata, si sobrevivo es porque tú existes, porque me consuela el saber que tal vez piensas en mí.
Yo no tengo artimañas para robarle la chica a alguien, yo tengo estas lágrimas que me brotan tras cada línea.
Yo tengo esta prosa eternamente tuya, yo tengo estas líneas dirigidas a tu corazón, por si se compadece y me regalas una charla, como en los tiempos de la academia, y concocernos de nuevo, porque soy un hombre nuevo, pero con el mismo viejo y tierno corazón en donde tu nombre es el motivo de vida.
Yo tengo mi amistad y mi amor para darte, y estas ganas de irte a buscar, y estos deseos de abrazarte y llorarte y pedirte que regreses.
Yo tengo compromiso social, tengo ideales políticos, tengo visión de futuro, tengo buena conversación...
Lo que no tengo es tu amor. Y sin eso es como si no tuviera nada

martes, 8 de noviembre de 2011

La inteligencia de aquellos

La primera vez que medí mi CI fue por encargo de la psiquiatra. El examen me tomó vulnerable, en aquellos días llenos de crisis, episodios e intentos de suicidio. Y la antipatía que me producía el ejecutor del examen, un psicólogo con cara de aburrido y que bostezaba mucho. Mi resultado fue 114. Un tiempo después me dijeron que ese resultado era relativo, pues para dar un buen examen debo tener equilibrados tanto mi CI como mi IE (Inteligencia Emocional). Fue por ello, en un periodo en que todo andaba de maravilla y tenía corazón y una novia muy linda que me apoyaba tanto y en todo lo que concierne al ámbito intelectual, que me hice otro test para medir mi CI. El resultado fue 154, lo que virtualmente me coloca en el nivel de los "Superdotados", a seis puntos de Einstein. La noticia fue tremenda para mí y fue tomada con mucho alborozo por Claudia, mi exnovia, me felicitó y se sintió orgullosa de tenerme de novio. E incluso tuvo palabras conmovedoras las cuales me llenan de nostalgia y que terminan así: "...Quisiera que nuestros hijos salgan a ti". Ella quería casarse conmigo, y yo con ella. Éramos por ese entonces una pareja ideal e irrompible. Por ese entonces, Dios...

Con ese CI logré mi ingreso a San Marcos, una de las más difíciles universidades nacionales, en un respetable tercer puesto, con un puntaje alto, sin haber estudiado mucho ni tanto. Y después de ello vino la tristeza, esa piedra en el zapato, que se acopló a mi vida durante mucho; pero que desde entonces ha mudado su residencia a mi vida, y convivimos. En el 2010, volví a medirme el CI y este había bajado, en parte porque detestaba la carrera que había elegido y eso me mantenía mal. Ahora mi CI era 131, eso me ubicaba entre los brillantes, si mal no recuerdo. Pero unos meses después, mi vida caería en un profundo foso del cual no sé salir. Y me deprimí hasta ahora, considerando que tengo TLP, la vida me limitó tanto, es como si me hubiera permitido ser un genio durante un tiempo para que yo me vaya muriendo de nostalgia en el futuro. Y así sucedió. No volví a sacar en ningún test 154. Mi CI bajó hasta 114, que es algo promedio en un estudiante sanmarquino. Y a pesar de ello y mi enfermedad, coseguí otro ingreso a San Marcos, algo mediocre, qué más podía pedir con tan apocada inteligencia, en la que desenvuelvo bien: Literatura. Posterior a ese ingreso volví a medirme el CI y este alcanzó los 148, que es el que actualmente supongo tengo. Claro mi IE había aumentado. Por esos días estaba muy deprimido, y la amitriptilina y la olanzapina no dejaban que me concentre. Se manifestó totalmente mi Trastorno Limitrofe de la Personalidad, y recaí horrible. Y hasta ahora estoy en ese foso de mierda. Siempre que quiero salir algo me empuja más abajo.

Es obvio que mi IE está severamente dañado. En cuanto mi CI, trato de enriquecerlo con lecturas y hasta llegué a dominar las Integrales y Derivadas, junto con Las Funciones, cosa increíble en alguien que solo sabe leer y escribir. Mi CI va disminuyendo cada día, eso es cierto, ya no soy el genio que conoció Claudia, ahora soy uno más del montón, y muy pronto seré un idiota. A pesar de que logré comprender la Mitología Griega y estudio a Nietzshe por mi cuenta, no puedo hacer que mi CI aumente otra vez. Me da miedo volver a medirlo, temo que me digan: "Señor, usted es un idiota". He intentado hacer cosas terribles. Y no sé qué será de mí ahora que me vuelvo uno más. La única salida es nivelar mi IE, pero.... Pero eso no se podrá, porque yo me conozco y yo sé la cura, y la cura me conoce y sé que no piensa volver a verme.

He escuchado que por Magdalena hay un lugar para personas como yo.

Y también he escuchado del MENSA, y que están interesados en mi CI, y en mí. Pero lamento decirles, hermanos de México, que ya no soy el genio de antes, ya ni puedo escribir un buen poema ni un buen cuento. Me deprimo mucho y a cada rato. Pero les prometo, hermanos de México, estabilizar con drogas, si es necesario, mi IE e ir con el certificado para dárselos y formar parte de su comunidad. O es que ya estoy tan orate que estoy soñando que me han llamado. A lo mejor es eso...