viernes, 21 de septiembre de 2012

Buenos días, los de siempre



Hola...
Solo pasé para desearte los buenos días de siempre,
para que no olvides el color de mis ojos,
para que pervivas en mi memoria
para que entiendas mi perecer,
mi morirme por ti a ciegas,
mi histeria del terror en tu alma,
mi dolor a cuestas, mi sorda pereza...

porque siento que ya ni te acuerdas de mis versos,
ni de las pequeñas delicias que nos dimos,
ni del cáncer que consumía tu siniestrado corazón
ni de la fatídica tarde en que te me marchaste,
ahíta, dejándome para siempre partida la razón,
quebrada la cordura, disciplinado el terror,
horrorizado del horror que causaste
malamente con tu frialdad y tu desamor.

Hola...
Solo pasé para recordarte que fuiste algo importante,
pasé para mentirte desgraciadamente sobre mi pasado,
para bifurcarte de mi presente,
para sacarte de mis proyectos a futuro
y que sientas este dolor ajeno,
y los besos que no recibo...
No es que piense en ti, cariño,
yo a menudo te recuerdo, sobre todo cuando es para escribir,
porque escribo del desamor mejor que del amor,
y es que eres la pasión más intensa que guardo...

porque este silencio negro que se construye,
no hace nada más que engordar las leyendas que se cuentan,
esa en donde yo soy el monstruo impasible de duro corazón,
y tú la mágica dama que fue descuartizada en sacrificio.
Y que sepas que ya no te tengo miedo, cariño,
mi tierna extranjera, pero en tu podio por siempre
se llevará tatuado, a manera de monumento, tu nombre.

Hola...
Ya ni recuerdo para que pasé tan cerca de ti,
quizá para demostrarme a mí mismo que no te temo ya,
que eres asunto superado, desde luego,
¿sabes?, las psicoterapias, los terapeutas, los medicamentos,
y la reinserción social cuestan caro,
pero son efectivos cuando lo consigues,
y yo he conseguido todo eso...
Y tú no has conseguido nada que se parezca al amor
que yo intensamente te profesé.

porque no hay personas similares, por más que me retrates
en un individuo con los mismos antecedentes,
con la misma aura triste, aspecto marginal,
y honor desahuciado.
Si yo pasé tan cerca de ti, no es para frunzas el ceño
o te alertes o te pongas en defensiva,
esta relación de amor-odio que llevamos al extremo,
alguna vez tenía que fracasar...

Porque lo que no se funda en lo real
corre el peligro de desintegrarse...
Nos idealizamos, esa es la verdad,
y la locura te da cierta sabiduría,
a mí me dio otra forma de ver las cosas
y es que tal vez, cariño, nunca fuiste
la mujer que yo pensé que eras...

Hola...
Yo recuerdo esa mirada hiriente, esos ojos,
esta relación amor-odio que extremamos,
como si camináramos descalzos sobre cristales rotos.
Serás siempre la herida
que me acompañe mi tísica paciencia,
mi depresión y mis manías,
mis ratos de euforia y mis episodios de ensueño.

porque si fui malo, lo aprendí de ti,
porque eres la razón de mi historia,
el eje de mis pasiones dolorosas.
Yo no puedo ser activista de tu presente,
pero puedo curar tus lágrimas con sonrisas trucadas,
arrancarte el maquillaje y pintarte alegrías,
y solo se me ocurre morir de ganas por estar ausente.

Ciertamente, y tu corazón es testigo,
si levantaste vuelo, y el cielo que te recibió
fueron todas imágenes nocturnas,
es porque siempre buscaste en los corazones equivocados....
Yo te ofrecí cálido regocijo,
y mis brazos fuertes para construir nuestro futuro...
Y a ti eso te parece menos,
te parezco menos ahora, con mi saludo efímero y mi cortesía.
Si quisiera podría traerte con el pensamiento,
pero es hora de romper tus moldes
y decir ciertamente que no eras la mujer que esperaba,
eras tan solo mi fantasía, mi falsa fantasía.

Pero tal vez mi corazón así no lo crea
y te quiera hasta el final de mis días,
cuando me queden solo recuerdos
y todos me abandonen en esta vida,
y yo quiera volver a pasar delante tuyo,
sin temor ni remilgos y sonriente,
para decirte siquiera,
hola, qué tal, buenos días, 
los de siempre.

lunes, 17 de septiembre de 2012

Mi princesa Alelhí



Yo construí un castillo enorme enorme,
hasta el cielo llegaba  mi construcción,
y en él habitaba mi hermosa princesa,
Alelhí que es pura sonrisa y corazón.

Y luego bajé a los desiertos a construir oasis
para que días más tarde me siguiera
mi inquieta princesa de ojos grandes,
así la sed ya no sería un problema para ella.

Y luego llegué hacia el mar y lo llené de peces
para que ella pueda pescar cuando tenga hambre,
y le construí, una montaña y tres puentes
para que puede cruzar el océano, mi princesa.

Mi Alelhí, se sentía sola, así que le regalé
un perrito que no se le separa para nada,
ella le puso de nombre Black, porque es negrito,
yo le dije que su nombre real era Filipo.

Mi Alelhí es buena compañía en mis valles de tristeza,
su sonrisa me alienta y sus besos me motivan,
sus abrazos me reinsertan a la sociedad.
Ella es mi delicada, rechoncha y preciosa princesa.

Ella me arrebató de los brazos de la muerte,
remendó mis insanias con el hilo de sus dulzura,
yo le estoy agradecido, por eso trato de ser fuerte
para que ella comprenda que la vida no es tan dura.

Yo por ella construyo sociedad, cultura y naturaleza,
para que siempre tenga donde estar feliz,
ya sea en mis sucintas fantasías acogedoras
o creyendo de verdad que es mi princesas.