He visitado todos esos lugares a los que concurrías para iluminar de vértigo tu promesa, y siempre he vuelto herido a casa.
Me he contenido de lágrimas, cuando te vi tocando el rostro fiero y pasivo de otro, uno que te acaparó tu corazón después de mí.
Me he cortado los pies para no irme de esta ciudad que te pertenece, que te suple, que te envuelve.
Me he quitado un poco la razón para poder buscarte altiva, entre mis fantasmas, cuando se incendia la noche.
He asistido a terapias para poder ser una persona mejor, incapaz ya de agonizar por tu ausencia.
He disparado promesas al cielo para que me acerquen en el tiempo tu rostro cálido, tus ojos perfectos, tu mirada secreta, y solo he conseguido lluvias y relojes.
Me he ido de este mundo incontables veces, y he vuelto lleno de teorías y lleno de intuiciones, pero solo me colmaban de suciedad.
Por último, he resucitado, para volver a escribirte los versos que te gustaban, y los he publicado en Poetas Inmortales... Pero no he conseguido ni siquiera un guiño, ni siquiera un inbox, mucho menos tu apresurada sonrisa, mucno menos que vuelvas a mí.
Entonces, parece que nada de lo que haga será suficiente. O tal vez el insuficiente soy yo, Porque siempre creí que tú merecías alguien mejor.