martes, 21 de agosto de 2012

Canción del obrero


A mis compañeros de Hermes, 
a los que hacen  horas extras 
a los que parecen esclavos,
a los que por trabajar 
recortan su libertad.









(Cántese acompañado de una guitarra o con la pista de Mariscal Tito de BV)


Estas, mis manos, saben labrar la tierra,
buscan en las minas el oro, la plata y el bronce,
construyen caminos, y también sueñan
que un día reivindicarán por la fuerza al hombre.

Por mis fuertes brazos, por mis músculos,
corre la fuerza vital con la cual yo debo
llevar el pan a mi familia, sí, es muy duro,
pero es mi trabajo y trato de ser honesto.

Yo no puedo quejarme, soy un grano de arena,
pero soy el firme cimiento del régimen capitalista,
qué harían sin mí las orondas empresas,
sin mi fuerza y mi necesidad de mantener una familia

¡A trabajar, a trabajar, a trabajar!
Para con mi honradez y sudor ganarme el pan;
y tal vez, cuando esté viejo, recibir una digna pensión,
que valga por lo menos mi juventud invertida
en fomentar la cruda ilusión
de formo parte de un hermoso sistema de producción...

(de la cual soy piedra angular)

Yo hubiera querido estudiar.
Ser abogado, arquitecto, ingeniero o policía, tal vez militar.
Colaborar de algún modo para hacer crecer
esta monstruosa sociedad que nos consume...

Pero por las políticas de gobierno, la baja educación,
nunca pude aspirar a ser más que mis demás compañeros,
siempre fui un obrero, un proletario, un trabajador.
Ay, qué triste es ser solo un engranaje en este juego.

¡A trabajar, a trabajar, a trabajar!

Para con mi honradez y sudor ganarme el pan;
y tal vez, cuando esté viejo, recibir una digna pensión,
que valga por lo menos mi juventud invertida
en fomentar la cruda ilusión
de formar parte de un hermoso sistema de producción...

(de la cual soy piedra angular)

He invertido mi vida en ser una máquina de trabajo,
ya mis músculos están cansados, mi lomo doblado,
mis brazos pierdan la firmeza y los químicos
el cuerpo me lo han contaminado.

Ya pasaron mis años de fortaleza y bizarría,
todos los he invertido en tejer un hermoso sistema,
sin embargo, ahora viejo, no encuentro alegría,
porque la miseria que recibo no compensa
los años en que descuidé a mi familia.

No es como me lo prometieron hace tantos años:
no estoy echado en mi cama, con mi mujer,
disfrutando de mis nietos, de sus abrazos,
llevando un apacible vejez...Por el contrario, sigo trabajando

Porque toda mi vida me enseñaron...
que yo nací para formar parte de un hermoso sistema...
por eso... ¡A trabajar, a trabajar! !A TRABAJAR!