martes, 29 de marzo de 2016

Fungir

Debo ser un día que agoniza de nubes y terror, algo que se parece a un ser vivo, aunque el horrible hecho de respirar no es un ejemplo venial de plenitud y vida...
O quizá soy un lánguido suspiro, la muerte irresuelta, los ojos más cansados de la tarde y la saliva animal que cae desde el cielo a nutrir el barro de rencores 
Pero, casi todos los días en que sangran mis ojos, soy el epitafio de la locura, una dulce manera de arrancarme los dedos y aromar las sonrisas de Luna y placebos, la locura transitada de cuerpos sin escamas, de techos sin cielos, de molinos de carne y terremoto, la cama extraordinaria, pérdida de aire y cenizas...
Y quizá por eso me dibujé esta sonrisa de avión destrozado, esta sonrisa de día lunes con sol pálido, me escupí los ojos con pintura de vidrio, con olor a libro usado, con sabor a labios en desuso
Y a todo esto, no he venido a construir futuro
Sólo he venido a escoger el dolor de mis manos