sábado, 12 de julio de 2014

Algún día...

A ti, por si me lees, antes que me haga anciano.

Alguna vez voy a querer escribirte una canción de amor que llene todos tus vacíos, y que en un instante de inquietud, te cuestiones si esta vida es gratuita porque sí, o porque esperabas que venga un don nadie como yo, que ni bailar sabe, a pintar tu hermosura con dizque versos, con dizque arte. Y entonces todos pronuncien tu nombre, pero no se acuerden de mi ensimismamiento, ni de mi silencio de rayo, que supo intuir amor en mis satisfacciones, como una charla aprendiz, de tu boca susurrando otros amores, o tu boca recortando miradas. Y yo que telefoneo a Dios, y a esa musa provinciana, que no sabe que cualquier cosa por amor es vida y ocurrencia si viene de una cabeza destrozada por psicotrópicos y antidepresivos, cuya justicia venal, se debate entre el amor y la pereza. Y ahora respiro por las venas, pero me caen las balas de tu indiferencia. Y alguna vez voy a querer escribirte algo que te enamore, pero tú ya estarás bailando en otros escenarios. Y yo seré sólo un postulado inconcluso, una suela que calzó por un instante en tu tiempo de huracán. ¡Quién me manda a ser como soy! ¡En qué cabeza se iba pensar que este corazón de perejil iba a tener su correspondiente viruela! Mi corazón viene callado desde hace tiempo. Y ahora que tiene ganas de gritar, solo sabe de ruidos y de contención, todas jodidas. Ya no es tu mirada que me avoca y me ensimisma, es el miedo que él aparezca y te lleve. Yo fui raptado. Y nadie pagó el rescate. Si te raptan, solo tengo dizque versos y esta sonrisa tonta para reescribir tu libertad, para dibujarme tu compañía.

No hay comentarios:

Publicar un comentario