domingo, 4 de agosto de 2013

Ese hombre soy yo

Hay flores que me acercan en el tiempo el aroma de tu piel. Me arrastran, me erizan, me incitan. Y yo cierro los ojos, deambulo por los pasadizos, casi instintivamente, me voy colmando de sensaciones que tú me hacías sentir. Y hay vientos que saben susurrar tu nombre, y hay canciones que me atraen porque la melodía se parece a tu voz. Y hay momentos que se detuvieron en el tiempo, con su insano cristal, con su inundación de litros y litros de lágrimas. Hay trenes que me llevan hasta tu casa. Y hay puertas que abro, pero no entran a tu habitación. Hay tristezas que me recuerdan que tú también lloras, pero ya no lloras por mí. Y hay nostalgias que llevan tu nombre, tu inequívoco nombre. Y hay telúricas pasiones que se parecen a este tímido amor, que de todas maneras, aunque el tiempo no sea más que una de tus invenciones, me traen a la memoria tu belleza. Y hay alegrías que quisiera compartir contigo. Y hay soledades que me quedan muy grandes. Y este corazón que late y late, porque latiendo, tiene la esperanza de acercarse a ti. Hay mutilados por la pereza, y esos me persiguen, con su carga depresiva, con su histeria y sus miedos. Pero yo corro, corro ágil y raudo. Y ya no puedo esconderme bajo tu falda. Porque hay quienes dicen que lo nuestro, se quedó en el tiempo. Y hay momentos en que te lloro. Y hay ratos en que te odio. Y hay instantes en que te olvido y me enojo. Pero hay círculos llenos de vecindad, y allí floreces como una tentación sublime. Y hay muertos que no recuerdo. Y los mutilados y mis almas. Y tengo depresiones, y tú tienes ansiedades. Y yo tengo enfermedades, y tú tienes curas. Y mira mi cielo, hay colores que te convencen. Hay hombres que te aman y te desean.
Pero solo puede haber uno que no podrá olvidarte nunca. Ese hombre soy yo.

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