domingo, 26 de mayo de 2013

Feliz cumpleaños a mí

Para Esther
Para Carlitos Rodríguez
Para la  dra. Villa


1502 amigos en el facebook no lo son todo. Pero 68, al menos dan indicios de tu personalidad.

(Algunos teóricos postulan que no es posible que un sujeto dé un discurso que sea totalmente cierto, además del grado de subjetividad interviene malamente el desdoblamiento del escritor. Así, este se convierte en un sujeto que realiza el acto de escribir -Autor Real- y en un sujeto que construye mundos -Autor Modelo-. Trataré de ir contra esos teóricos e intentaré, lo que realmente es intentable y fracasable, claro, de escribir desde mi solitaria personalidad y no deconstruir esta realidad que se asemeja al infierno -porque yo sí he estado un par de veces allí al lado- y a sus siempre impredecibles habitantes.)

Corren los minutos, siempre tan aprisa, y una vez más atravieso las edades, que aquí, cuando florece la noche y sus pétalos oscuros incentivan los deseos más truhanes, todavía siendo día festivo, me encuentro a solas con esta inevitable miseria. Y aquí ciertamente todo hiede. Y me apresuro por ser sincero. Despunta la madrugada, se incendia el cielo con tu voz, madre. Pero esas son otras cuitas. Y empieza el trajín: lo más triste es tener que pedirle un abrazo al psiquiatra porque nadie te ha abrazado hoy. Y los pasos se dirigen hasta una solitaria silla, muy temprano la música se impone con una cadencia de dama ebria. La voz quebrada trata de no asemejarse al tañer de una campana herida. Y reacio y firme, transito por estas calles plagadas de melancolías, con sus altas fachadas y sus crepúsculos rayados y sus horadadas mientes, insepultos artefactos que resoplan ira e impotencia. Y yo aquí, tolerando lo intolerable, soportando lo insoportable, callando lo que ya no puede resumir en silencios largos, como discapacitado, como roto, como alguien que ha besado a la muerte mil veces y se ha llorado a sí mismo, bañado en miseria, apto para ser sacrificado. El psicoanálisis debería callar mis gritos interiores, mas solo le bajan la potencia, la inacabable magnitud que tienen para romperlo todo. Y entonces surge la magia.

(Escuché una interesante propuesta, sugerencia, hipótesis o ironía, no sé, lo que sé es que fue interesante y que me hizo repensar tantas cosas. Dice más o menos así:

 - ...me corrigieron el texto e impedieron, doctora, que siga hablando en primera persona singular, o sea, que deje de decir "yo pienso", "yo creo", "para mí", y en cambio quieren que diga "nosotros pensamos", "nosotros creemos", "para nosotros".
 - Dales gusto, Jeremías, de repente no quieren oírte solo, quieren oír también a tu Yo, tu Ello y tu Superyó, y para eso tienes que dejar el Yo y empezara a usar el Nosotros.
Y en mi cabeza algo se detuvo, los engranajes de la antigua máquina, esa forma de re-formular los conceptos, de inventarme ideas y crear posibles explicaciones se encendió, y, entonces, bueno, trataré de no enfrentarme tanto a ellos y me decidiré un poco más a darles la razón.)

Ay, la vida... Y después el cielo se nubló otra vez. Y yo tan alejado, como quien dice exiliado, desde aquí, a un lado de la Tierra, permutando facciones, fingiendo cordura en pleno ataque de tristeza. Y por eso ellos me llaman loco, y me insultan y se sienten bien tratándome como algo raro. Pero ya estaba lejos, entonces, y para ello, por si llovía, había traído desde los recovecos más escondidos de la memoria un par de recuerdos, por si se les antoja compartir la lluvia conmigo. Ya en la universidad, otra vez inundado de especulaciones e ideales, pero de los que lastiman, caminé con algo de desorientación, del mismo modo como se facultan mis pensamientos. Más allá, al lado tuyo, cuando llegaste como quien te trae con el pensamiento, burlado por la realidad, derramé la primera lágrima. Y te creí mi salvación. Y creí que eso de morir asesinado no era más que pura fruslería. Y que yo al menos en este día soy medianamente inmortal. Y mis mejores amigos, ¿dónde se metieron?, ¿y sus tiernos abrazos?, ¿y sus sonrisas y sus ojos y sus...? Cuando, en eso, otra vez, como reptando por una historia que no se quiere quebrar, llegó la chica con ojos color deseo.

(Prolepsis bienvenida.  Microrreltao: Historia de un suicidio, uno de tantos, que fracasó, como tantos, segundos después de haberse iniciado:

"Me pondré mal cuando me cancelen los que confirmaron su asistencia a la pequeña reunión en honor a mi cumpleaños. Y me pondrá mal tener que cancelarle a Carlitos. Y encima me llegará un mensaje de una chica extraña, pero conocida, y mi chica pensará que era la OTRA (¿con qué tiempo? ¿con qué plata? ¿con qué pinta?) y se pondrá seca, celosa y airada. Pero yo, en ese instante estaré tan herido que lo único que querré será cariño para dejar de estar muy muy muy triste y ella me entristecerá más y más con sus palabras. Así que me desesperaré, lloraré y me iré al baño con mi mochila, sacaré mis gatos, los pondré a trabajar, pero no lograrán nada, así que escribiré una carta de despedida, una de tantas, y sacaré mi chalina, la amarraré en la ducha y me colgaré. Para cuando sienta incendiarse mi rostro, ella llegará y me descolgará, para luego echarse a llorar a mis brazos y decirme que no la abandone porque soy lo único que tiene en la vida. ¿Cómo podré seguir viviendo después de eso?")

Y efectivamente, con mi mejor amiga, contra vientos y mareas, y cataclismos e internamientos,  ella que se mantiene firme como un pensamiento, ideamos una fiesta, pero yo encantado, o como quien dice, maravillado del presunto destierro, cuando en este lado, como si dijeran ¡STOP! para mis adentros, pensé serenamente, matizado de discrepancias unipersonales, vaya que es maravilloso, por primera vez celebraré mi cumpleaños. Y me apresuré por desempolvar y recolectar sonrisas y presencias. Pero al final escuetamente conseguí tres motivadores ¡Sí! Yo te acompaño... Y al final la torre se cayó. Y yo estaba arriba, avistando lo que en un pasado fue esa hermosa idea. Y ladrillo a ladrillo se iba derruyendo esa hermosa construcción erigida solo por los ideales simplistas y preciosos de mi amiga Pancha. Y me sostuve de la almena hasta el último momento. Y a mi lado, tú, con tu paciencia y tu impaciencia y tus iras y tus tristezas, tu niñez y tu descreído rencor. Y Carlitos con un yogur para brindar mi locura desmedida.

(Profecía.(Del lat. prophetīa, y este del gr. προφητεία).1. f. Don sobrenatural que consiste en conocer por inspiración divina las cosas distantes o futuras.2. f. Don sobrenatural para pronunciar oráculos en nombre y por inspiración de Dios.3. f. Predicción hecha en virtud de don sobrenatural.4. f. Cada uno de los libros canónicos del Antiguo Testamento en que se contienen los escritos de cualquiera de los profetas mayores. La profecía de Isaías, la de Jeremías, la de Ezequiel, la de Daniel.5. f. Juicio o conjetura que se forma de algo por las señales que se observan en ello.6. f. pl. Libros canónicos del Antiguo Testamento, en que se contienen los escritos de los doce profetas menores.

Real Academia Española © Todos los derechos reservados)

Rendidos, pero sin estar muertos, supe ciertamente, que otra manera más infame de manifestar mi encanto era incorrecta. Y tú lo sabías, por eso al verme llorar por los amigos que nunca están para mí, me abrazaste y me ceñiste a ti para arrullarme, calma, calma, niño, el sol ya se oculta pero saldrá mañana. Y luego la hecatombe. Y yo tan sufrido, como abandonado, perplejo y muchas veces insano, me motivé, ya sin gatos ni horadadas cumbres ni la juntación arrebatada de tus labios que persuaden mi camino, errante, tras la Luna, con la decepción fresca, até mi vida a las postrimerías de la suerte. Y claro, el rayo que cae en mi pecho y lo infla, y la frustración y el recuerdo, los años también, que me recuerdan que me hago viejo, pero todavía no me conozco. Clemencia para esta mi necesidad. Estoy aquí solo y pendulo ciego y mortífero, resoplando la muerte, y esta entromete sus dedos cadavéricos en mi boca. Y se lleva de a pocas, intransitiva, mi vida en su bolso marrón. Y yo sin comprender que amar es tomar por el alma a alguien.

(...Para ustedes Dios mismo hizo esta música para ustedes. Él es la creación misma, la naturaleza, nos ama. La marca de Dios Las leyes de la naturaleza, equilibrio constante, la fuerza, la pasión nuestro corazón haciendo toc-toc con la naturaleza. La naturaleza siempre se me vuelve espesa está haciendo estragos en mí, retrocediendo, llegando pronto al cajón. Y no me importa esa cuestión. Lo importante es que ustedes siguen aquí, alimentándose de mí Y yo me muerooooooooo... 

A marca de Deux) 

Simulacro de muerte. Un desvarío enorme, y luego mi necesidad. Yo estoy aquí colgado, pendulando y jugando a morirme. Y tú llegas y profieres un grito. Y yo ya no te reconozco. Ya no deseo vivir, para qué, esta es mi oportunidad, todo se me presenta en fila, la edad que no quiero, el cariño que no tengo, la soledad que me convence y la iluminación que me falta. Y entonces, me retiras esas garras nocturnas y te disfrazas para mí. Y qué soy yo. Y qué existe. Nada claro. Y me ciñes a tu piel, y me recuperas como alguien que ha desaparecido. Y entonces tu llanto. Yo soy el culpable. Me disfrazo verdaderamente de yo. Un enorme vacío entonces que complemente con el hueco existencial. Ven aquí. Y no me dejes porque eres lo único que tengo en la vida. La pequeña lluvia cae dentro de la habitación. Y desde tu alma un chaparrón nos cubre de depresión. Hoy no hay pastillas y tal vez lo que nos une es esta infeliz sensación, este sin sentido, este afán tuyo por amarme ciegamente o esta obsesión mía de encallar siempre en la misma tristeza.

(Muchas gracias a esas personas taciturnas que no doblegan el ánimo y que saben pensar en este barro pensativo y recordar que hoy fue su cumpleaños y dejar el importante saludo, y a los demás, sus razones tendrán para no haberse acordado someramente de mí... Y sobre todos, gracias al facebook por hacerles recordar a los que me saludaron.)

La noche lo cubre todo ya, pero todo se actualiza con dos acordes solitarios que navegan recónditamente por mi cabeza. Y el trastorno y la depresión, y tu compañía que ya no hiere, pero me tranquiliza enormemente, como no tienes idea. Porque hay cosas que están hechas para no ser entendidas. Y como estás a mi lado, en este lado aborrecible del bus, sé que te importo. Y mi corazón lo siente. Entonces no estoy medio loco. Pero si te vas sería un loco completo. Porque tu ausencia me volcaría en el vacío más perpetuo... Pero sé en ese instante de compañía y de elucubraciones, de pensamientos errantes y de cavilaciones tardías, está Carlitos, esperando con su yogur natural para brindar por un año más de locura. Y que no se escandalizará, porque él es diferente a todos, porque él es de esas personas complicadas y solitarias, que me hizo el favor de existir. Y de considerarme. Y de recordar que hoy estaba programada una reunión para la cual nunca propuso una ausencia. Todo lo contrario, Carlos espera en mi casa, lidiando con los fantasmas que dejé allí, permutando de ideas, y presiente, acaso se preocupa. Y yo todavía aquí, lentamente sigo extraviado porque la naturaleza ha hecho estragos en mi cabeza. Y vacilo, sonrío, porque de tantos amigos, sé que para uno más o menos soy importante, como quien dice, tu cumpleaños no es todos los días. 

(A veces es bueno que las historias literarias se adecúen a la vida real. Si escribo de ti, indirectamente es para ti, y si es para ti, te tiene que gustar. Y no sé si mi estilo, mi historia, mis recursos, mis acciones, las emociones que imprima o el sentido que le dé a lo que escriba de ti (para ti) te guste. 

Vi una rosa, quise olerla, pero tuve miedo de salir lastimado)


1502 amigos en el facebook no lo son todo. Que tengas 5 o 6 que lean lo escribes parece serlo, pero no lo es. En cambio, si tienes un amigo que lo dejó todo por ir a verte y darte un abrazo por tu cumpleaños, entonces sonriente puedes decir que sí lo tienes todo.  


                               *                                    *                                        *

lunes, 20 de mayo de 2013

El fruto preciado

Imposible determinar cuánto tiempo ha perecido. Y entonces ella era una señorita, cuyo brotes de ternura, cuyos alardes de locura me encendían. Pero el tiempo no se detiene. Ahora ella, ya grandecita y con un hijo, no recuerda esos días cuando escribía para ella. Yo, como siempre lo he sido, fui sincero desde el principio. La magia de sus ojos me atraparon. Y desde ella, desde que desapareció sin dejar huellas, sin rastros de ternura ni sensibilidad apaciguadora, se sucedieron las nostalgias de su boca, como las nubes en un aguacero. Y los besos que nos dimos, besos investidos de inocencia y candidez, se difuminaron en una eterna pátina de soledad. Sus besos, preciados. Yo suelo verla cuando duermo; y ella suele huir al escuchar mis pasos ingenuos en el pasadizo de sus memorias. Y a veces juntamos las mano. Pero siempre desaparece junto con sus ojos y sus preciados besos. Y es que eres una rosa, y quiero acariciar tu tallo, herirme adrede con tus espinas, cortarme los labios con tu filo.Y eres un fruto rosado, y quisiera comer de tu interior. Acariciar la pulpa virgen, beber tu zumo, saciarme de tu sangre. Mi dedos que servía para tocarte, han sido talados, y de la sangre que manó han florecido madreselvas. Y persistes con la linda manera de hacerte extrañar, con la preciada forma de besar tu aire, respirar de tu aliento. Siempre que sueño, sueño un poco contigo, con tu delicioso rostro, con tus labios cándidos. Imposible determinar cuánto tiempo hemos muerto. Y ahora que tienes esposo e hijo, la figura de rosa, de fruto rosado, no se pierde, porque en ti interior anidan mis besos, los que te obsequié. Nos alejamos como jugando, pero en ese juego hemos perecido. Ya cada uno cuida su forma de sobrevivir lejos del otro, y en cierta medida no hemos reparado en el tiempo que hemos perdido alejándonos como dos tontos desconocidos...

viernes, 17 de mayo de 2013

Recurro a ti

Estoy como desempleado, capturando ufanas sensaciones que se remontan al pasado inmediato. Porque otra vez, como esas veces, me escapo como un terrorista alado, derribando edificios y montañas. Escucho la guitarra horadada, del confín del sueño, por si aprendo a simular siquiera que te deseo, pero en superfluo secreto. Y aunque cerca, no puedo irte a buscar, porque, lo que me ata al cielo, es tristemente el momento remoto. Y este primer amor que me comprime como una hoja. Y este recuerdo fiel que no me abandona de tu sonrisa en mi boca, si quieres para perpetuar el templo marchito que dejé olvidado en el recodo más cruel de tu cabeza. Yo escribo, pero no lo hago bien. Yo lloro, y tal vez lo hago mejor. En todo caso, ya para este presente es el mismo caso, lo que entre tú y yo se creó no fue más que una censura. Y tú ibas por el poder, mientras yo dribleaba la locura adelante. Y estos deseos de nadar sobre tu cuerpo, como en una piscina llena de escalofríos, no se despegan de marchita inconsciencia. La noche se incendia y mi sombra retumba. Me tiendo como perdonado por el tiempo, y me consumo en esta tristeza, con la cajita de las medicinas consumadas. Y este cuento de hadas que termina mal. La noche se hace medio día. Dentro de mi cabeza, entrada la locura, otra vez estoy todo el tiempo triste. Y recaigo en ti, para que me saques de esto, como sabes hacerlo, con medicinas y sonrisas.