sábado, 26 de noviembre de 2011

Lo que importa


No importa si no has leído tanto como yo, la verdad, yo tampoco he leído tanto. O si no sabes algún cuento de Borges o de la existencia de Kavafis. No importa, en verdad.
No importa si la la Política te parece asquerosa, mediocre y denigrante, aunque no comparte tu punto de vista, no me importa eso, en verdad.
No importa que no te guste el tipo de música que yo escuche, que lo tuyo sea más pop, no importa, en serio.
No importa que no sepas de besar, uno no nace sabiendo, yo tampoco sé besar, en realidad, juntos podemos aprender, si es que nos lo proponemos.
No importa que no me digas cosas tiernas o te rías todo el tiempo.
No me importa si me miras y te quedas callada; o si no entiendes cuando te platico de algún tema en particular.

Lo que realmente importa es que esta magia que surge y nos envuelve jamás se rompa. O que nunca dejes de tener una sonrisa apremiante cuando yo quiera estar triste. Y que no me sueltes la mano cuando volamos a través de la gente. Eso importa, niña, eso importa en realidad. Lo demás sobra.

viernes, 25 de noviembre de 2011

Un buen día para morir

El vacío que dejas en mi alma, todavía no lo puedo llenar ni con cigarrillos ni con Literatura. Camino por tu barrio  como el fantasma que soy, recogiendo mis pasos para poder morir en paz. Y los besos que no te di se pudren entre mis labios, arrebatados de desidia y colmados de nostalgia. Ha pasado el tiempo, y no puedo vivir sin ti, y tú no lo entiendes. Tal vez nunca lo entiendas, y sigas viviendo tu vida, mientras yo viva una vida desolada y lejos de ti.

Debo estar loco, no? Significas demasiado para mí. Debo estar loco, no? No te imagino en otros brazos. Yo aprendí a amar como adulto, para ti, solo para ti, debí morir en Vietnam o en Bosnia. Hoy es un lindo día para morir, porque extraño tu abrazo que sabía calentarme el frío corazón.

Me han amado dos veces desde que te fuiste, dos chicas muy amables, una muy bonita, la otra un poco intratable, pero a ambas les he dicho que no, porque yo me siento en el balcón a esperar tu regresos. Todavía tengo esa esperanza porque todavía te sueño y te amo.

martes, 15 de noviembre de 2011

Luces un poco mayor a como te olvidé

Luces un poco mayor a como te olvidé.
Con la seriedad que supo arremeter mis delirios y dedicarme uno a uno ensimismamientos más coloridos que el anterior. Con ese don que describo, tu retrato persiste por la eternidad de mis dolores. La mirada perpleja como si te dieras cuenta de que tu futuro es más prometedor que el mío.

Luces un poco mayor a como te olvidé.
La piel aún la tines lozana y todavía presides las sonrisas más alegrosas de mi interior. Tus labios lucen rosados tal  y como se marcharon. Deben ser la predilección de tu novio, ese buen chico que consiguió enamorarte y hacer que creas en el amor. Y que borró los traumáticos recuerdos que te tallé. Debes ser feliz.

Luces un poco mayor a como te olvidé. 
Ahora tu cabello acaricia tus hombros, y ha de gustarle a tu novio enredar sus dedos en sus finas hebras. El maquillaje te asienta bien, pero no realza tu belleza porque te ves mucho mejor al natural, cuando tus ojos están briosos y maravillan mis ternuras. Y aún refulge tu mirada, tu extraña mirada que supo atraparme.


Luces un poco mayor a como te olvidé.
Ultimadamente sigues siendo presente en mi pasado irresuelto. Yo, que tengo canas en el corazón y un maravillo título de postgrado en depresión, no sé decir adiós. Y siempre sé reinventarme para evitarte jaquecas. Tengo un inventario de trastornos que te dañaron. Y en tus ojos puedo leer que ya no te importa.

Luces un poco mayor a como te olvidé.
Día tras día sueño con tu retrato respondiendo mis preguntas. Dándome la respuesta que sabe arrancarme esta tontería de persistencia en el dolor. Claro, también podrías sonreír, por qué tanta seriedad, Dios, si la sonrisa es lo segundo mejor que puedes hacer con tus labios: lo primero son tus besos de nácar.

Luces un poco mayor a como te olvidé.
Ideo una forma para entregarle a tu foto vida. Y que me converse y me acompañe en estos días grises, en estas noches de hielo. A tu novio no ha de faltarle calor, ni el de tu cuerpo argento, ni el de tu compañía discreta pero imprescindible. Tu cuerpo bañado de lágrimas. Y tus ojos preciosos.

Luces un poco mayor a como te olvidé.
Ahora que pareces una señorita de incuestionable maestría, yo me lamento no estar contigo, como tu fiel compañero que había de acogerte cuando llegues. Después del hastío del trabajo, me quedo rendido ante tu imagen, evocando esos días. Y escribo esto desde el corazón ahora que todos ven el partido de Perú.

viernes, 11 de noviembre de 2011

"nos veremos otra vez"


Aunque te abraces a la luna aunque te acuestes con el sol. No hay más estrellas que las que dejes brillar tendrá el cielo tu color no estés solo en esta lluvia no te entregues por favor! Si debes ser fuerte en estos tiempos para resistir la decepción y quedar abierto, mente y alma, yo estoy con vos. Si te hace falta quien te trate con amor si no tenés a quien brindar tu corazón si todo vuelve cuando más lo precisás nos veremos otra vez. No estés sola en esta lluvia no te entregues por favor. Si debes ser fuerte en estos tiempos para resistir la decepción y quedar abierto, mente y alma, yo estoy con vos. Si te hace falta quien te trate con amor si no tenés a quien brindar tu corazón si todo vuelve cuando más lo precisás nos veremos otra vez.

jueves, 10 de noviembre de 2011

Nostalgia

La dedicatoria dice así:

"Para Claudia Bazán, a quien jamás recuerdo porque nunca la olvido, y por todas las introversiones que me obsequió en aquellos días nuestros"

Y con ello pretendo que se sensibilise y me regale las palabras que quiero escuchar: "Jeremías, yo te perdono por lo que me hiciste; ahora podemos ser amigos". Es todo lo que necesito oír de su boca. Los te amo, los te quiero, han quedado atrás. Ya no soy digno de ser querido porque he perdido toda dignidad. Su ausencia ahora lo es todo. Hoy pensé mucho en Claudia, más que de costumbre porque hoy caminé errático y paranoico por Surco, para ser más exactos, entre el Puente Benavides y El Parque de la Amistar, tratando de evocar fantasías que no me pertenecen. Todo me recordaba a ella. Su perfume Mercy todavía está donde lo recuerdo, cerca al arco morisco. Y ella todavía me espera sentada en una banqueta para siempre, sin molestarse por mi deshora. Para ella yo debo ser un malvado, cuando en este día tan lóbrego y tan pesado, la necesito con todos sus defectos y sus virtudes. Porque ella es una de esas sonrisas que a uno lo cautivan, ella es un ángel. Y yo fui su verdugo.

El corazón que al desnudarse se rompe

Yo no tengo una guitarra ni un grupo de punk contra el sistema para decirte cuánto te amo, sólo tengo estos dedos cansados de no acariciarte, esta boca que se reseca de no besarte y este corazón que se desangra de tristeza.
Yo no tengo la elegancia de un emo, las amaneraciones que te sedujeron, sólo tengo las caricias que dejé empeñadas por un poco de alegría, mis dedos que, a parte de escribir, servían para tocarte.
Yo no tengo música, tengo Literatura; yo no tengo covers, tengo utopías; yo no tengo canciones, tengo ideales; yo no tengo guitarras, tengo amor para entregarte.
Yo no tengo manos que acarician cuerdas, sólo estas manos que profanaron mis palabras, que te hirieron, que te golpearon: la culpa me mata, si sobrevivo es porque tú existes, porque me consuela el saber que tal vez piensas en mí.
Yo no tengo artimañas para robarle la chica a alguien, yo tengo estas lágrimas que me brotan tras cada línea.
Yo tengo esta prosa eternamente tuya, yo tengo estas líneas dirigidas a tu corazón, por si se compadece y me regalas una charla, como en los tiempos de la academia, y concocernos de nuevo, porque soy un hombre nuevo, pero con el mismo viejo y tierno corazón en donde tu nombre es el motivo de vida.
Yo tengo mi amistad y mi amor para darte, y estas ganas de irte a buscar, y estos deseos de abrazarte y llorarte y pedirte que regreses.
Yo tengo compromiso social, tengo ideales políticos, tengo visión de futuro, tengo buena conversación...
Lo que no tengo es tu amor. Y sin eso es como si no tuviera nada

martes, 8 de noviembre de 2011

La inteligencia de aquellos

La primera vez que medí mi CI fue por encargo de la psiquiatra. El examen me tomó vulnerable, en aquellos días llenos de crisis, episodios e intentos de suicidio. Y la antipatía que me producía el ejecutor del examen, un psicólogo con cara de aburrido y que bostezaba mucho. Mi resultado fue 114. Un tiempo después me dijeron que ese resultado era relativo, pues para dar un buen examen debo tener equilibrados tanto mi CI como mi IE (Inteligencia Emocional). Fue por ello, en un periodo en que todo andaba de maravilla y tenía corazón y una novia muy linda que me apoyaba tanto y en todo lo que concierne al ámbito intelectual, que me hice otro test para medir mi CI. El resultado fue 154, lo que virtualmente me coloca en el nivel de los "Superdotados", a seis puntos de Einstein. La noticia fue tremenda para mí y fue tomada con mucho alborozo por Claudia, mi exnovia, me felicitó y se sintió orgullosa de tenerme de novio. E incluso tuvo palabras conmovedoras las cuales me llenan de nostalgia y que terminan así: "...Quisiera que nuestros hijos salgan a ti". Ella quería casarse conmigo, y yo con ella. Éramos por ese entonces una pareja ideal e irrompible. Por ese entonces, Dios...

Con ese CI logré mi ingreso a San Marcos, una de las más difíciles universidades nacionales, en un respetable tercer puesto, con un puntaje alto, sin haber estudiado mucho ni tanto. Y después de ello vino la tristeza, esa piedra en el zapato, que se acopló a mi vida durante mucho; pero que desde entonces ha mudado su residencia a mi vida, y convivimos. En el 2010, volví a medirme el CI y este había bajado, en parte porque detestaba la carrera que había elegido y eso me mantenía mal. Ahora mi CI era 131, eso me ubicaba entre los brillantes, si mal no recuerdo. Pero unos meses después, mi vida caería en un profundo foso del cual no sé salir. Y me deprimí hasta ahora, considerando que tengo TLP, la vida me limitó tanto, es como si me hubiera permitido ser un genio durante un tiempo para que yo me vaya muriendo de nostalgia en el futuro. Y así sucedió. No volví a sacar en ningún test 154. Mi CI bajó hasta 114, que es algo promedio en un estudiante sanmarquino. Y a pesar de ello y mi enfermedad, coseguí otro ingreso a San Marcos, algo mediocre, qué más podía pedir con tan apocada inteligencia, en la que desenvuelvo bien: Literatura. Posterior a ese ingreso volví a medirme el CI y este alcanzó los 148, que es el que actualmente supongo tengo. Claro mi IE había aumentado. Por esos días estaba muy deprimido, y la amitriptilina y la olanzapina no dejaban que me concentre. Se manifestó totalmente mi Trastorno Limitrofe de la Personalidad, y recaí horrible. Y hasta ahora estoy en ese foso de mierda. Siempre que quiero salir algo me empuja más abajo.

Es obvio que mi IE está severamente dañado. En cuanto mi CI, trato de enriquecerlo con lecturas y hasta llegué a dominar las Integrales y Derivadas, junto con Las Funciones, cosa increíble en alguien que solo sabe leer y escribir. Mi CI va disminuyendo cada día, eso es cierto, ya no soy el genio que conoció Claudia, ahora soy uno más del montón, y muy pronto seré un idiota. A pesar de que logré comprender la Mitología Griega y estudio a Nietzshe por mi cuenta, no puedo hacer que mi CI aumente otra vez. Me da miedo volver a medirlo, temo que me digan: "Señor, usted es un idiota". He intentado hacer cosas terribles. Y no sé qué será de mí ahora que me vuelvo uno más. La única salida es nivelar mi IE, pero.... Pero eso no se podrá, porque yo me conozco y yo sé la cura, y la cura me conoce y sé que no piensa volver a verme.

He escuchado que por Magdalena hay un lugar para personas como yo.

Y también he escuchado del MENSA, y que están interesados en mi CI, y en mí. Pero lamento decirles, hermanos de México, que ya no soy el genio de antes, ya ni puedo escribir un buen poema ni un buen cuento. Me deprimo mucho y a cada rato. Pero les prometo, hermanos de México, estabilizar con drogas, si es necesario, mi IE e ir con el certificado para dárselos y formar parte de su comunidad. O es que ya estoy tan orate que estoy soñando que me han llamado. A lo mejor es eso...