lunes, 14 de julio de 2014

Homo neardental

Solo quiero asear mi mente, deshecha con fuego de guerra, que empuja mi fuerza sagrada, por si logra hacer que pague esta condena.
Un lavativo para la mente, quizá una buena película, o la solitaria mentira de las amistades envueltas por cofadría tenue.
Entiende tu bestialidad, y tu puesto en el ajedrez.
Al final resulta que nunca te quisiste.
Pero miras alto y te asusta que no haya horizontes.
Nadie preguntó nunca cómo se hacía. O si la demencia estaba cerca.
Los amigos no extrañan a las personas tristes. Por eso el ser humano tiende a inventarse máscaras. Por eso los hospitales están llenos de vegijas y carabinas subversivas.
Solo hay uno solo y es tuyo. Yo solo tengo dedos, y son tuyos.
Tengo amistades, pero no me pertenecen.
Solo quiero morder tu mente y arañar tus palabras. Hacerlas sangrar por si encajan en mi concepción delirante.
Pero solo tengo un cigarro, algo de marihuana que nunca fumaré. Tres monografías por presentar.
Y un delicioso purgante para el cerebro.

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