martes, 22 de octubre de 2013

Reescritura de un discurso

Había una vez un padre que tenía una esposa y un hijo. Y eso parecía hacerlo feliz. Pero un día se enteró que su esposa estaba esperando otro bebé. Entonces recé: "Dios mío, si no es mucho pedir, haz que sea niña". Y así fue. Nació una hermosa niña. Y parecía mirarme desde el fondo de su silencio, el día en que la recibí en mis brazos. Ella fue creciendo. Y yo me hacía viejo. Y vi que Dios había hecho de ella lo que había hecho con mi esposa: una persona tan buena, generosa, amable. Pero supe que eso no le alcanzaría en la vida. Así que le pedí a Dios que la hiciera como yo. Y Dios así lo hizo. Ella se hizo dura y reacia; podía manejar camiones, pintar la casa, arar el campo. Se hizo emotiva y terca. Y yo dije: "Dios, ¡suficiente!, !hazla como Tú eres, Señor! Y así lo hizo. Ella tuvo ese apego por la gente pobre. Se hizo bondadosa y solidaria. Dio su vida por ayudar a la gente. Y así se hizo enfermera. Y ayudó a tanta gente. Peleó con la muerte por no dejarse arrebatar a la gente, las trajo de vuelta. Y escuchó el último suspiro de muchos moribundos. Entregó su corazón a la gente. Y caminó por el mundo ayudándolos. Ayudó gente en la Amazonia, en África, en Afganistán, en Iraq. Y en Siria tuvo que aprender a arrastrarse sobre su pecho hasta llegar al herido, sin ser mordida por las balas. Pero algo le faltaba. Entonces le pedí a Dios: "Señor, hazla feliz". Y te conoció. Yo nunca había visto ese brillo en sus ojos ni esa sonrisa en su cara hasta que te conoció. Y le estoy agradecido a Dios por eso. 
Hoy, en tu boda, te entrego lo mejor que tengo en la vida, quizá lo único que me queda ya. Yo solo quiero que entiendas lo mucho que nos ha costado a Dios y a mí traerla hasta aquí para dártela en matrimonio. 
Permíteme, por favor, un último consejo: Dios y yo  hemos trabajado arduamente para que ella llegué hasta ti, así que, por favor, no la cagues.

sábado, 19 de octubre de 2013

El muerto vivo

La vida es la excusa perfecta para llegar a la muerte. Tú eras la única vía para llegar a la vida. Y tú eras la única excusa para no llegar a la muerte. Y por ti fue que se me ocurrió timar a Cupido, y substraer de su bolso estas pasiones que te fui regalando noche a noche, día a día, cita a cita.
Lo que pasé contigo, fue una vida, si lo miras desde mi lado. Y cuando nos separamos, fue toda una muerte. Hay vida después de la muerte, lo he comprobado, pues supervivo a fuerza de nostalgias y escribiendo esta historia que te pertenece. Y a pesar de las trabas, mi corazón sigue latiendo por ti, como latía cuando estaba contigo, es decir, cuando aún estaba vivo.
Te escribe con todo el amor que se trajo a este lado del universo el muerto vivo. Porque los muertos alguna vez estuvimos vivos; pero no todos los vivos llegan a morir. Por ejemplo tú: nunca llegarás a morir, porque el morir es el olvido, y yo nunca te olvidaré

domingo, 13 de octubre de 2013

Te extraño

Te extraño cuando se acerca la noche con su desidia a oscurecer mi melancolía.
Te extraño cuando palpita mi corazón por algún deseo inconcluso.
Y te veo todavía limpiando mis heridas para siempre; llorando, y suplicándo que no me dañe porque te lastimo también: y ese es el recuerdo más doloroso y tierno que tengo de ti.
Te extraño porque te llevaste tanto de mí contigo; te extraño porque dejaste mucho de ti entre mis dedos.
Te extraño cuando florecen los amores, o llega la lluvia a corregir mi dicción con su dramático chac-chac.
Te extraño cuando me siento a fumar un cigarrillo, y el humo, como si fuese una seda, forma en el aire algo que se asemeja a un corazón partido.
Te extraño porque se me agotan los días.
Te extraño porque extraño tus besos con su cálido licor que corría por mis huesos y me invadían de pasión y locura; te extraño porque ya nadie me ha vuelto a decir que soy un tozudo y debería aprender a escuchar; te extraño cuando me afeito, porque ya no hay razón segura y mediata para hacerlo.
Te extraño porque mi cama es inmensa, y ruedo y ruedo y ruedo y no consigo caerme para despertar de una vez de esta pesadilla.
Te extraño porque he madurado y lo he hecho por ti. No me importa nadie más que tú. Todo lo que he logrado ha sido para impresionarte.
Te extraño porque soy un tonto que no sabe aceptar que te has ido con otro. Te extraño porque vives dentro de mí, con tus defectos, con tus virtudes, con tus sonrisas, con tus ojos pardos, vives y pervives.
Te extraño porque es un efecto secundario de la penumbra que disipa mis lisonjeras motivaciones. Te extraño porque mis ideales no tienen miedo.
Te extraño porque el mundo está rodeado de árboles secos, que me piden que te deje de extrañar, pero que no entiende que si tú no vuelves, sus hojas ya no podrán florecer.
Te extraño porque es delito. Te extraño porque es dolor. Te extraño porque quiero cumplir mi promesa de amarte toda la vida.
Te extraño porque soy perseverante y todavía sueño con tu delicada mano cariñando mi cabeza, diciéndome: "Ya, ya, niño, mañana las cosas te saldrán mejor".