jueves, 31 de mayo de 2012

Demasiado ego

Envidio tu soledad. Y la inhumana indiferencia que trazas perpendicular a mis deseos de hablarte se transcribe en esta sonrisa que aún te recuerda. Y el mundo de las eras, cuando eras un mueca irrealizable de tiempo, y esos tus ojos eras dos tiempos al alcance de todos. Y yo era una especie de súbdito a tu belleza. Y cómo pasa el tiempo, pero no es nunca tarde para darse cuenta de lo pérfida y potrosa que fuiste en ese entonces requerido como una pesadilla. Me filtran los recuerdos. Y tan pronto abruptas muralla se rompan como el himen de tus piernas, entenderás claramente que yo fui el hombre de tus sueños. Y nos perdimos por mi inestabilidad emocional y lo puta que pudiste ser.

Algún día no existirán las distancias y entonces podremos hablar como verdaderas personas sin pasados y sin rencores. Por ahora goza de tu soledad, que yo disfruto de mi dulce compañía.

jueves, 24 de mayo de 2012

Canción de despedida

Tus ojos apagados describen mis delirios,
mis armas, todas, todas las he usado
en buscar otra vez el hermoso brillo
que a tus ojos le daban otro significado.

Y eso tiene que ser nuestro cielo,
la irrepetible manera de existir,
tratando de encontrar consuelo
en las bocas que nada nos han de decir.

sábado, 19 de mayo de 2012

Ojitos pardos, qué bonitos

De todas maneras, en estas ansias abstractas hay un contrato que le debo a tu corazón. Y a tu sonrisa también; porque tu sonrisa de todas las maneras posibles, en la proximidad de mis recuerdos, sabe alegrarme, ahora que tan solo me siento, a pesar de las buenas compañías que el aprendizaje de la vida me regala. Y en este día en que de rosado se vierten tus ojos, y tus pupilas doradas, como rayos de sol, aprecian la soledad desde un punto en compañía de la ciudad muerta de tus pasados rotos, yo te saludo, porque me he prometido y tu recuerdo es testigo, soltar tus penas con frases que más o menos te reconozcan como su dueña. Ya pasan las horas y llegan al litoral de mis lágrimas tu recuerdos, ¡qué bonito!, y la ratita de Quilca, que se podría e hinchadita, con pinta de puerquito, se parecía a la más bella escultura, y ¡qué bonito!, esa ratita podrida... Y yo soy tu amigo, porque te ofrezco algo para suplir tus penas... Yo te ofrezco mis pensamientos para pensar en ti, en secreto y con la verdad del cielo que tus ojos guarda, color del naife, mis ojos los tuyos, maría redentora, cuándo fueron que tus ojos pardos me borraron el mundo al mirarme con ira. Y cuándo se me borra tu nacimiento del calendario, tus ojos tiernos, tus ojos cupidos del cielo, que ampulosas miradas que gratas maneras de abstraerme del recuerdo, tus ojos tuyos tuyos mis cielos, tu fecha de nacimiento, mis calendarios detrás del árbol que planté para ti.

Feliz cumpleaños, pásala entera y en tu mundo, carita bonita, con tus estrellas en las sonrisas, suspirando el mundo, desde mis recuerdos... dónde estarás ahora... Y desde dónde me mirarás... con tus ojitos pardos, qué bonitos...

martes, 15 de mayo de 2012

Confesión de otoño

- Me olvidé de decirle...
- Diga.
- No se imagina el deseo que 
tengo de hacer el amor con usted. 
Pero  esto no se lo diré nunca a nadie, 
especialmente a usted. 
Tendrían que torturarme para que lo dijera. 
- ¿Decir qué?
- Que quiero hacer el amor con usted. 
Pero no una sola vez 
sino una vez detrás de otra. 
Pero jamás se lo diré a usted. 
Debería estar loco para decirle 
que le haría el amor ahora, 
aquí mismo. El resto de mi vida.


He fracasado en todos los proyectos que me propuse durante tanto tiempo. Pero mágicamente sé que contigo todo será diferente. O en todo caso, las cosas marcharán mejor. Me imagino ahora a tu lado, en sus interminables días, al compás de un sueño hermético que nos junte a los dos, en un vacío irrepetible, con sus respectivos ecos y la pobreza que conlleva la desconexión del mundo. Mi razón primigenia, el despertar cada mañana a tu lado, en un cuarto pobre, que poco a poco irá creciendo con nuestros esfuerzos y los refuerzos que le pongamos a nuestras vidas conectadas. El tiempo traerá los hijos y los triunfos, y llevaremos una vida calmada o arrebatada por los vientos de la nación que juramos defender en unidad y crispada melancolía, muy a nuestros pesares. Hacernos unas blancas canciones que precipiten sonrisas a nuestra habitación desde el cielo cóncavo, flexible y llorón. Volver nuestras almas mudas, lo mismo que nuestros corazones, para que el ruido no aleje nuestras emociones, para llevar el cauce de nuestros ríos a un mismo lago. Y que desde tu vientre crezcan nuestros nombres que abriguen prontamente el sol. Y eliminar el frío de nuestras vidas. Todo ello en la casa pobre en donde aprenderemos a vivir. Y lo que venga, luego, como alimentarnos, criar a nuestros hijos, alejados de la sociedad, esa que nunca nos gustó, esa que nos lastimó, sin saber a dónde ir, creciendo con nuestros hijos, repasando las tareas del hogar y los sueños de eliminar la injusticia. Mi deber es contigo, con tu vientre, en donde tendrá que crecer mi apellido, acogido por tus níveos brazos, mi amorosa mujer. Dentro de poco, nuestros corazones latirán juntos. Yo te respeto, y esperaré candoroso a que vengas con la mañana a abrigar mis locuras. Porque supiste respetar mis locuras, y, pongámoslo así, toleras que tome medicamentos, y a tu lado, no tengo episodios psicóticos, ni tristezas suicidas. Gracias por hacerme dejar de ser tonto, y regalarme una sonrisa musical. Ahora sé que no me harás daño, y por eso, sin vendas ni parches, ni reparos ni remilgos, sin maestros ni torpezas que no retrasen. Vuelvo a sonreír y es por ti. Y antes que el año toque el crepúsculo, el tiempo nos traerá esa casa pobre, esa compañía y esa sumisión al amor que nos agrada.

Eres en todos los casos, imperativo en mi pensamiento, y una súplica en mi corazón. Y siempre, siempre, siempre, duermes conmigo, aunque no estés en mi cama.