Tengo el vientre hinchado de tanto cometer verdades,
las vertebras recogidas de tanto parecer calmado.
Ya no tengo ganas de caminar pero siempre quiero seguir buscándote.
En un par de años ya no te acordarás de este labriego de piedra,
quien te llamaba como a un tinte suave carmesí o caída de piel
La historia me enterrará y nadie se acordará de este tipejo
que deambulaba solo y con su alma de fatiga
por los pabellones cargados de fantasías y dientes de lágrimas,
la ansiedad, la retórica de la presión, el pulso del olvido;
nadie más grita, todos hicimos cola para tramitar la libertad....
Un perro con sarna es más acariciado que yo...
Y al fondo un hombre está mirándome caer caer caer...
Y no puedo gritar, porque me han arrancado la garganta.
Solo tengo lágrimas, extrañez obsesiva, depresión, timidez, tus besos.
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