Participio de tus sentidos y todo es
prolongado vaivén; la ruina nos acecha, con sus cuerdas de terciotipo, y
los alambiques de teatro que en tu pecho florecen.
No soy más que superbé, un tren sin pasajeros, una línea corrupta en tu boca informal.
A penas si soy episodio depresivo en tu historia de hadas, y un volcán a
punto de olvidar, con toditas sus hechuras rotas.
La bienvenida es siempre un zatrix en tu coctel de sangre.
Tus dedos están fluidos por granadas que fragmentan el cuerpo ajeno.
Tus ojos son cortes o tiernas pisadas sobre un desierto edípico,
Estoy a tu alcance, pero nos sobran hojas. Y la distancia es arquetipo
de la verdad, Tu cuerpo es el señuelo, un pasadizo, un verbo que no se
puede conjugar, la última recurrencia para este cerebro maldito, un
favor, un pueblo, una mentira que debemos creer.... Un artificio, los
ecos, la llamada, llegas tarde, ya nadie te espera, un templo, el frío,
la noche juntos, un oscuro remordimiento,
Persisto en atropellos de
vejez; aún somos tildes, palabras en desuso, unas miradas sin
profundidad, que a veces se torna sueño y otras memoria.
No hay comentarios:
Publicar un comentario