miércoles, 6 de agosto de 2014

Boda

Dignidad aparte, por esos mismos senderos, con esas mismas piedras, casi por rutina casi por alter ego, quiero muy de vez en cuando volver a quemarme y vibrar con tu fuego interior. Y que entiedas que soy el chico bueno que dejaste ir, y que ahora se hizo chico malo para poder vengarse en secreto. Tú sabes. Y Dios también, solo que Él sabe guardar secretos. Yo, en cambio, solo sé dibujar y reprimir tu búsqueda en mi memoria. No sé, quizá Dios me perdone tantas y tontas fallidas incursiones, pero tus piernas largas y mías, porque aún y aun, intentan traerte hasta mi tumba. Y eso que aún no muero, pero cuánto quisiera, si es por el fuego que te enciende y me enciende al contacto, otra vez. Entonces, tomarte por el alma, como si te cogiera de las orejas, no es mala idea. Yo soy el desayuno y tú eres la cliente. Mi venganza entonces te va dar risa, o todo lo contrario, ya cambié de domicilio para evitar las gillotinas notariales. No tengo pulmones, pero tengo poesía. Tú solo tienes tiempo, y una boda por recitar

No hay comentarios:

Publicar un comentario