jueves, 10 de noviembre de 2011

Nostalgia

La dedicatoria dice así:

"Para Claudia Bazán, a quien jamás recuerdo porque nunca la olvido, y por todas las introversiones que me obsequió en aquellos días nuestros"

Y con ello pretendo que se sensibilise y me regale las palabras que quiero escuchar: "Jeremías, yo te perdono por lo que me hiciste; ahora podemos ser amigos". Es todo lo que necesito oír de su boca. Los te amo, los te quiero, han quedado atrás. Ya no soy digno de ser querido porque he perdido toda dignidad. Su ausencia ahora lo es todo. Hoy pensé mucho en Claudia, más que de costumbre porque hoy caminé errático y paranoico por Surco, para ser más exactos, entre el Puente Benavides y El Parque de la Amistar, tratando de evocar fantasías que no me pertenecen. Todo me recordaba a ella. Su perfume Mercy todavía está donde lo recuerdo, cerca al arco morisco. Y ella todavía me espera sentada en una banqueta para siempre, sin molestarse por mi deshora. Para ella yo debo ser un malvado, cuando en este día tan lóbrego y tan pesado, la necesito con todos sus defectos y sus virtudes. Porque ella es una de esas sonrisas que a uno lo cautivan, ella es un ángel. Y yo fui su verdugo.

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