Luces un poco mayor a como te olvidé.
Con la seriedad que supo arremeter mis delirios y dedicarme uno a uno ensimismamientos más coloridos que el anterior. Con ese don que describo, tu retrato persiste por la eternidad de mis dolores. La mirada perpleja como si te dieras cuenta de que tu futuro es más prometedor que el mío.
Luces un poco mayor a como te olvidé.
La piel aún la tines lozana y todavía presides las sonrisas más alegrosas de mi interior. Tus labios lucen rosados tal y como se marcharon. Deben ser la predilección de tu novio, ese buen chico que consiguió enamorarte y hacer que creas en el amor. Y que borró los traumáticos recuerdos que te tallé. Debes ser feliz.
Luces un poco mayor a como te olvidé.
Ahora tu cabello acaricia tus hombros, y ha de gustarle a tu novio enredar sus dedos en sus finas hebras. El maquillaje te asienta bien, pero no realza tu belleza porque te ves mucho mejor al natural, cuando tus ojos están briosos y maravillan mis ternuras. Y aún refulge tu mirada, tu extraña mirada que supo atraparme.
Luces un poco mayor a como te olvidé.
Ultimadamente sigues siendo presente en mi pasado irresuelto. Yo, que tengo canas en el corazón y un maravillo título de postgrado en depresión, no sé decir adiós. Y siempre sé reinventarme para evitarte jaquecas. Tengo un inventario de trastornos que te dañaron. Y en tus ojos puedo leer que ya no te importa.
Luces un poco mayor a como te olvidé.
Día tras día sueño con tu retrato respondiendo mis preguntas. Dándome la respuesta que sabe arrancarme esta tontería de persistencia en el dolor. Claro, también podrías sonreír, por qué tanta seriedad, Dios, si la sonrisa es lo segundo mejor que puedes hacer con tus labios: lo primero son tus besos de nácar.
Luces un poco mayor a como te olvidé.
Ideo una forma para entregarle a tu foto vida. Y que me converse y me acompañe en estos días grises, en estas noches de hielo. A tu novio no ha de faltarle calor, ni el de tu cuerpo argento, ni el de tu compañía discreta pero imprescindible. Tu cuerpo bañado de lágrimas. Y tus ojos preciosos.
Luces un poco mayor a como te olvidé.
Ahora que pareces una señorita de incuestionable maestría, yo me lamento no estar contigo, como tu fiel compañero que había de acogerte cuando llegues. Después del hastío del trabajo, me quedo rendido ante tu imagen, evocando esos días. Y escribo esto desde el corazón ahora que todos ven el partido de Perú.
Ideo una forma para entregarle a tu foto vida. Y que me converse y me acompañe en estos días grises, en estas noches de hielo. A tu novio no ha de faltarle calor, ni el de tu cuerpo argento, ni el de tu compañía discreta pero imprescindible. Tu cuerpo bañado de lágrimas. Y tus ojos preciosos.
Luces un poco mayor a como te olvidé.
Ahora que pareces una señorita de incuestionable maestría, yo me lamento no estar contigo, como tu fiel compañero que había de acogerte cuando llegues. Después del hastío del trabajo, me quedo rendido ante tu imagen, evocando esos días. Y escribo esto desde el corazón ahora que todos ven el partido de Perú.
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