domingo, 4 de diciembre de 2011

El autobús

Espero al amor como se espera el autobús. 

Me siento en la banca y apoyo mis codos en mis rodillas, adelanto un poco el cuerpo y estiro la cabeza para mirar mejor hacia la dirección desde donde vendrá mi bus. Los pájaros vuelan formando bandadas simétricas. La gente camina de a dos. Y el viento sopla como una melodía. El sol se coloca en el cielo imperante y absurdo. Saco mis lentes de sol y un sobrero de alas cortas. La gente sigue pasando sin mucho que decir. Se me acerca una señora, es una anciana y me dice que el bus que espero ya pasó. Y que ella también lo perdió. No le creo. Me acomodo, tiro el cuerpo hacia atrás y miro hacia la dirección. Pasan unos aeroplanos, la gente camina de a tres, el sol a descendido un poco, y el viento se aburre y llora. Ya no pasan ni las almas por esta vía. Los minutos empujan al sol hacia el abismo oscuro. El viento se pone hostil. Vuelve la anciana a repetir que mi bus hace meses que pasó, que pierdo el tiempo esperándolo. Perder el tiempo es cuestión de técnica. Si para ella pierdo el tiempo, para mí espero el bus. Me abrigo porque la noche llegó y se puso hostil y llorosa.

Espero al amor como se espera el autobús.

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