Se debe principalmente a la falta de cariño y autoestima, no sé cómo empezar a lidiar con esa pujanza; pero desde que probé los primeros labios, los siguientes llegaron como una avalancha a poblar mis noches con sus estructuras multiformes a fisurar la melancolía. Ellas, las que me visitan o las que visito al salir del trabajo, son varias, innumerables, algunas son agradables, pero otras son muy falsas, desde que estoy con ellas, prefiero la rudeza y la ternura. Hay una especie de ruina entre sus piernas, cuando se entra en ella, la sangre se congela, o empiezas a convulsionar. Y la noche se puebla de pájaros negros que anuncian tu muerte, una lenta y cruda. Pero superponer a ellas sobre la que es real, es suicidarse, escapar de la realidad, huir. Las montañas tiemblan, y el cuerpo se paraliza y la mirada rabia, las voces interiores en completa cacofonía se ordenan para producir una cruda sinfonía. En masa se masturban pensando en el ideal de bien. Las estrellas que guían tu camino se ocultan, ¿será por qué ya llegaste al final de tus andanzas o que estás triste y abandonada? Y la cruda decisión de cortarte la vida oscila en tu cabeza, como una mariposa negra que anuncia el final de tu película. Pero recurrir a semejante desidia es una tragedia épica, hay tantas cosas para aferrarse a la vida. Y estás ahí parada bajo la tierna mirada de Dios, bajo las nubes que lloran, y el descarte y la miseria y el corazón hecho mierda. Derechito te vas al infierno porque el Paraíso en esta tierra es la muerte, donde ya nada cuenta, ni tú ni yo, ni Dios ni el Satanás, ni siquiera las musas que ocupan tus noches.
Un abrazo tuyo no me vendría nada mal
Y me rindo con la soga al cuello, en el momento álgido, y potroso, terrible, inerme me doy asco. Y viene viene viene viene viene una noche sin estrellas y sin luna, pero salirte de sus piernas, de esas que pueblan las noches, es una oportunidad que no alcanzas a tomar, porque el amor es una farsa, solo se ama una vez en la vida y ya te tocó la puerta el amor. Ahora convives, ahora sueñas, ahora duermes con él, y yo duermo con ellas. Porque tirarse a alguien sin amor es mucho más placentero que tener que engalanar a alguien y esperar los tantos meses para que acepte irse a la cama con la muerte. Desde la tribu que rodea, ellas salen gritando horrores, y consumen tus energías, y se tragan toda la leche de tus senos flácidos, informes, y el sol se infecta de lágrimas, para que sea plausible vomitar toda esta mierda que reemplaza tu sangre y tus ideas merman la soledad, te creas amiguetes y te acompañan en tu vacío retórico. Miro al cielo y blasfemo: Por qué siendo tan bueno, me pasan las cosas tan malas. Despierta la revolución. Estamos ahí parados sosteniendo el arma, y las piernas de esas que pueblan mis noches, contienen los embates de la frustración, y al intentar sodomizarlas, el cuerpo pide por favor, pero ya no hay amor para consolarte. El mundo es tan poco, o menos que una lágrima o el denso semen que desborda en los muslos de aquellas fantasías. Y la tristeza otra vez pudriéndote en vida, pero tú convives, vives con él, y muy pronto serán tres.
Un abrazo tuyo no me vendría nada mal
No hay comentarios:
Publicar un comentario