jueves, 5 de febrero de 2015

Solo

Estoy aquí solo, disfrazado de ti. Cocinando un nuevo año, años de simulacros, para tu locura decible, de tu enorme clemencia, sostenerme de las pestañas, y me vienes con esa sonrisa de aluminio, con la iluminada figura de tus dedos tratando de arrancarle al cielo las escamas indecorosas. Y encallo en tus labios, Tus dedos cenicientos, mi viento es perfil de tiempo. Un año menos. Cantas al arte. Pero peleas por una película de Lynch. No hay comida para hoy. Pero tenemos nuestros dedos y te tengo como llegada de un cuento. Y tu acaricias mis neuronas, mientras mastico piel, ceniza y tu sonrisa de madera guerrera. Me gusta navegar por tu pecho. Un nuevo año. Un año menos. Navego por tus sombras y repto por tu cuello hasta llegar a tu nido de frío. A veces duele cobijarme entre tus brazos. O que nunca em abraces, luego de haber descubierto la noche. Pero llegaste en el momento tal cual, cuando una neblina sencilla pero ataviada de polución se posicionaba aquí, en mi bermeja sinrazón. Pierdes la gracias cuando olvidas pedirme eso que no tienes. Yo no creo en la violencia ni el tiempo: me basta tu angustia para justificar sin aciertos estas líneas. Amo tu sonrisa. Tus hermosas venidas. En un rincón, siempre alertas. Un nuevo año. Una nueva temporada para enloquecer. Gracias por valer más de lo que he perdido. Revueltas furibundas de tus ojos desbordantes, capaz de soportar mi locura primate en tu cuerpo que se tiende como bandeja frente a este nimio sujeto.

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