lunes, 9 de febrero de 2015

El otro lado

Tus ojos están cansados de brillar tanto bajo los reflectores del Sol, tu sonrisa empieza a acortarse por efecto de la cerveza, tus dedos bailan en el borde del abismo, que es tu cuello, en realidad. Estamos en un bar en el centro de ciudad. Nuestra mesa es la más apartada, para que solo tú y yo podamos quedarnos llenos de estremecimientos. Judith nos atiende con esmero. Y eso es todo.
Sí. Ya sé que estás llena de historias de espanto, que tus padres te quieren y por eso mismo te sobreprotegen, y que por eso mismo también tú eres rebelde. Pero, cariño, ¿cómo puedes explicarme que esta mañana, con tus emociones guardadas, hayas acudido a mí, como quien dice, desesperada, a pertenecerme como si no hubiera alguien mejor para ti? Yo no entiendo cómo puedes tratarme como a tu propia carne y no dejar que te pertenezca el resto de los días. Pero siempre supe que, como mi gemela y mi camarada, te levantarías esta mañana para darme la mano, porque ya lo había supuesto en sueños: si no eras tú, ¿quién más lo sería? Te amé cuando descubriste el efecto médico de mi sonrisa. Pero ya ves.... Si quieres puedes ponerme con los demás, total soy uno más. Soy otro payaso que intenta propasarse de tu boca al abjuro de tu neurosis, otro muñeco de trapo que inventado para la ocasión, ¿qué ocasión?, el tener que soportar la lluvia y el hambre, pero que te quiere con su amor apagado, su amor tendido en la playa, su amor olvidado en el asiento oscuro de la noche, y que te quiere, además, con su sonrisa encantadora, y su físico de segundo mano.
Soy un tonto. Pero aún me quedan algunos años para mejorar. Sigo aturdido con impaciencia y desacuerdos. Hostigado de acechos, pronto me veré del otro lado, junto con los otros, calmado o sencillo, aunque sea demasiado tarde, porque siempre es demasiado tarde cuando se trata de mí. Y aún así, envuelta en tu vestido jade, las calles se liberan por ti. Y es así que para estar a tu altura, debo ponerme de pie. ¡Ya basta de caminar de rodillas! Afuera te esperan otros chicos, esperan su turno para poder decir lo que sienten y quizá tú como otras veces termines haciéndote odiar por no ser tan elocuente. Y eso es Lima, una ciudad llena de gente que se odia y espera siempre su turno para la risa. Y yo me excluyo porque tú no perteneces a esta ciudad de clavel. Y aún nos queda una sonrisa para afrontar el álgido otoño, ¿no, cariño? Y aunque me quede con los otros, siempre con ellos, como un sujeto más, nunca te oiré decir: "Te necesito".Porque eso no está entre tus frases acartonadas. Y yo te quise con mi corazón de papel, y mi sangre contaminada de haloperidol y cemento y todavía te quiero, porque aún pienso en ti. Y si dejo de pensar en ti, entonces esta ya no tiene caso el deseo por brillar, por vivir o por morir.
Te interesan más los chicos guapos. Y yo tan solo soy una excepción. Muy pronto estaré del otro lado, cariño, y tan solo soy una excepción. Tu ex loco. Yo medio triste por lo que acontece. Tus neurosis marcadas con plumón. Pero no es necesario que me escuches ahora: sé que te diviertes esta noche sin mí. Que soy una nena. Que tal vez nunca logre hacer rimar la noche con la madrugada. Pero créeme, porque en ti confío, no habrá otro huevón más tierno que yo y te quiera tanto, así sepa que muy pronto estará del otro lado. Yo pensaré en ti. Por los dos. He sonreído.

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