Dentro de mi cabeza hay un bicho que pide que me prepare para devorar
vidrios rotos, palabras de amor que no son para mí, días tristes y
cansinos. Zumba y da vueltas, me da órdenes, me dice que te quiera, que
te odie, que te deje, que me vaya, que me reproduzca, y luego me mate.
Me pide silencio, me pide cuerpo, me pide algodón, me pide tolerancia a
la luz. Me pide que busque compañía,en el cielo, en el infierno, en el
fondo de tu plato. Me pide culpa, me pide tiempo, me pide
lejos, me quiere cerca, me tiene atado, sin control, me lleva a la
Luna, me trae de regreso, me colma de fatigas, me quita las uñas, me
roba las introversiones. Me pide que recupere un bosque para mis brazos,
me pide sexo, sin compromiso y a toda hora, me pide un futuro, un reloj
cualquiera, la palabra empeñada, un camino distinto al tuyo; me pide
alcohol, me pide sentimientos, me pide rencor, que me lamente, que me
obstine, que me calle, que encuentre al fin un lugar tranquilo para mis
divagaciones, tal vez las piernas enterradas de una musa llena de
escalofríos, si acaso su sonrisa aplaca el zumbido de ese bicho, que
suena tan parecido al latido de la soledad
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