lunes, 19 de enero de 2015

Homenaje a los habitantes del Larco Herrera

Estoy allí, rendido como queriendo abrazar el sol,
se intuye una dependencia renaciente, detrás de las nubes
de la risperidona y el candente prozac.
Me drenan la sangre por infantiles explicaciones
"que la locura es una cosa, que la tristeza es otra".
Mi rostro tiembla de rabia al ver reír a los enfermeros
(SE RÍEN DE MÍ. Estoy seguro!!).
Pero nadie recordará estas mentes enfermas, culpadas
ocultas tras la nave iletrada de inmensos apagones.
La historia la escribirán los que están afuera
con sus máquinas para lavar cerebros y limpiar las heridas.
Se me caen los dientes de la verguenza, y ya no puedo comer...
La sangre contaminada de verdades y biperideno....
Y AVANZAMOS AVANZAMOS AVANZAMOS
¡No vayan a salirse la líneas, corazones!
Nadie piensa distinto aunque nos escupan por decirle sus verdades.
Yo canto a veces. Pero nadie entiende ya mi voz.
Mi familia hace mucho que se han vuelto hoja de sierra,
un cigarrillo de contrabando. Algo de marihuana para el colapso mental.
Nadie me acaricia ya: ni mamá ni hermana ni papá ni mujer ni perro.
Si nos salimos de la habitación, el doctor Haloperidol viene a darte
un efusivo abrazo hasta hacerte dormir como a un ave muerta.
Las voces ya no me acompañan. Supongo que es mejoría.
Ya nada me da miedo. Excepto los extraterrestre, que me observan.
Y la enfermara castrada que siempre me repite cuando me baña:
"Quiero que te pongas bien"
Pero me la pone dura sus manos tocando mi corazón parchado.
Estoy triste es solo eso, le digo, pero la lluvia es tan linda.
No hay droga mejor que un teléfono que me conecte con Dios.
O los fantasmas de mis ancestros, diciéndome: "Hijo, ven a mí".
Pero yo no puedo saltar, porque estoy en el primer piso:
solo soy otro alimento infame. Un día me llevarán a terapia.
Y les veré la cara a esos enfermeros locos
que se solazan con tocar mi hombro y decirme:
"Quiero que te pongas bien".
Y la psicóloga dice: "Quiero que te largues de aquí".
Y la psiquiatra: "En el amor no se cree, solo se crea"
Y mi madre: "Qué verguenza tener un hijo internado"
Y yo: "Llévame al sol, allá es más calentito.
Pero no me voy. Sigo allí tratando de atrapar el sol,
pero se me escapa de las manos como agua pendeja
y mis huesos todos rotos, como vueltos a empezar.
Propanolol, senocal. Suicidio... Mañana me dan de alta, viejo.

2 comentarios:

  1. Sabes algo compartimos enfermedad ..... en mi caso la locura es habitual, he aprendido a convertirla en una característica mas de mi personalidad, creo que tu al igual q yo sabes que cuando estamos n crisis alcanzamos niveles sorprendentes de CI, sin embargo emocionalmente estamos condenados a ser débiles ,...... tu hablas abiertamente de tus albertinos, pero yo las debo esconder del mundo, es difícil cerrar la boca cuando estamos por estallar..... ya sabes quien soy.....solo sonríe y se feliz

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    1. No, no sé quién seas. Trato de sonreír, y supongo que tú también, de cualquier forma, con tu pareja o tus amigos o quién te acompañe. Yo me tengo a mí mismo y a unas cuantas personas que encuentran divertido quererme. Y ya no soy débil. Sí muy inteligente, pero eso es un problema porque tengo dos porciones de cerebro y una de corazón. Y ni siquiera así logro describir los mecanismos que se operan en mi mente cuando siento un abrazo. ¿Quién eres?

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