jueves, 31 de mayo de 2012

Demasiado ego

Envidio tu soledad. Y la inhumana indiferencia que trazas perpendicular a mis deseos de hablarte se transcribe en esta sonrisa que aún te recuerda. Y el mundo de las eras, cuando eras un mueca irrealizable de tiempo, y esos tus ojos eras dos tiempos al alcance de todos. Y yo era una especie de súbdito a tu belleza. Y cómo pasa el tiempo, pero no es nunca tarde para darse cuenta de lo pérfida y potrosa que fuiste en ese entonces requerido como una pesadilla. Me filtran los recuerdos. Y tan pronto abruptas muralla se rompan como el himen de tus piernas, entenderás claramente que yo fui el hombre de tus sueños. Y nos perdimos por mi inestabilidad emocional y lo puta que pudiste ser.

Algún día no existirán las distancias y entonces podremos hablar como verdaderas personas sin pasados y sin rencores. Por ahora goza de tu soledad, que yo disfruto de mi dulce compañía.

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