viernes, 24 de febrero de 2012

Un año y nueve días

Tú eres la mujer por la que espero desde hace un año y nueve días. Tú eres el enclave de mi paraíso, la razón de mi poesía, el eco de mi pasado feliz, los remanentes de la literatura hecha mujer.

Pero no soy un buen poeta, porque no sé atraparte, ni reconquistarte, porque no sé irte a buscar. Y es que me da miedo tu reacción. Solo soy un acontecimiento en tu vida, la prueba del vacío que dejó el desamor en tu alma; solo soy ese que te trajo tanto problemas y que ahora detestas, y que ahora desoyes. Cargo esta deuda con el destino. Cargo esta cruz y la lapidaria situación de verme a solas, como al principio. 

Las noches fueron testigos de los sonidos que inventé para ti. Y no tengo más que sentir, por qué, como todos los finales reales, este también será un final infeliz. 

Y esas noches fueron diferentes a otras. Porque en otras noches, sabía cómo no herirte. Me ahogo en culpa y llanto. Yo destruí todo. Malditos trastornos de la personalidad. Yo no pedí ser así, pero así soy. En otras noches, no solo noches de sexo, eso no fue sexo para mí, eso fue sinceridad y amor. Cuando me entregabas tu alma y yo te entregaba la mía. Y éramos el uno para el otro. Nos desvestíamos juntos y nos ayudábamos a vestirnos otra vez. Y yo me entregaba sinceramente, y tú alma, esa esencia tuya era mía permanentemente. Y después de tantas lunas, esas noches de interminable amor, se apagaron. Y desde entonces, no he vuelto a sentir eso que sentí por ti, aunque haya esperado un año y nueve días por ti. 

Si decidí hacerme escritor, ahora lo entiendo, fue para poder dedicarte lo que escriba. En cinco años no he conocido a nadie como tú. Con nadie he vuelto a hablar de esas cosas que tú me decías; ni he vuelto a sentir las sensaciones maravillosas que me regalabas. Yo no sé cómo hacer para conversar contigo. Sueño que hablamos por chat, sueño que paseamos; pero como tú mismo dijiste, y antes fue Freud, los sueños son las manifestaciones de nuestros temores, nuestros miedos y nuestros anhelos. 

No puedo entender el mundo sin ti. No me acostumbro. Y ya pasó un año. Y no he dejado de pensar en ti un solo día. ¿Cuántos más pasarán?

Escribo una novela. Y en ella también imprimo tu forma de querer y tu personalidad. ¿Algún día podremos salir a tomar un café? ¿Qué hay que hacer para ello? ¿Irte a buscar o dejar que el destino se canse de bifurcarnos? ¿Amar a alguien más tal vez? ¿Y si fuera ella? Siempre te amaré, porque te lo prometí, para siempre serás la dueña de mis introversiones. Y siempre pensaré en ti. Cuando escuche a Kenny Roggers, pensaré en tu boca, en ti. 


No hay comentarios:

Publicar un comentario