Un día por la tarde, cualquier día en
realidad, tocaremos el mismo cielo a la misma hora y pensarás, "dejarnos
no fue mala idea"; en ese preciso instante, cuando te recuperes de la
reflexión, yo andaré todo insólito, caminando por las veredas
de tu sonrisa, rellenando tus vacíos con mis dientes de conejo, a
reparar todo esa escritura en reversa que tu mente suele elucubrar para
confiarle a las puercas sensaciones,la salutación de tus sentidos, todos
corruptos, todos innecesarios, y yo, que soy nada más que tu
complementeo débil, tu cruda fiebre, por la tarde en cualquier
escenario, tu boca que se rompe en sonrisa, y mi nostalgia que te
actualiaza, mis terrores, y ¡dios!, tu ausencia, pérfida imagen, mis
dedos,rotos rotos, la boca partida, la voz quebrada. Pero aquí estoy con
la misma sonrisa de conejo a la espera de tus pies otra vez sobre mi
mesa, camina y camina sobre mi plato de comida, por si puedo recuperar
de una vez mi vida, por si puedo recuperar de una vez tu compañía, y
ponerle fin a esta pena que me destruye y no me deja estudiar
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