domingo, 16 de febrero de 2014
Tus ojos...
Tus ojos son como lluvia que fueron colmando de pantanos mis pensamientos. Son como suaves histerias que dormitaban en mi tempestad. Tus ojos son el centro de la vía lactea. Son humedad y son fracaso. Son barbarie, tormento, depresión. Tus ojos que ya no me miran, pero miran atrás; tus ojos que se hacen nuestros temores, como febreros al anochecer, tus ojos tan ruines, tan dormidos; tus ojos que no son excusas, tus ojos que entran a mi mente como ruidos, como llanto, como agujas a hacer pedazos mi bienestar, como vidrios, como pánico. Tus ojos que ya no me acarician, pero que son tus ojos, los que una vez contuvieron todo el candor del mundo. Tus ojos que podían derretirme. Tus ojos que luego me volvían a hacer. Tus ojos que fueron rabia, disipación, ternura y poesía. Tus ojos que ya no son míos, pero están ciegos, que solo miran oscuridad, pero todavía me estremecen y me susurran vientos de guerra y nostalgia que yo no he pedido. Tus ojos son dos lumbres de futuro, pero lumbres de polución y autos viejos. Son dos violines que desentonan al estruendo, al vacío, al sueño. Son como dos pilares que se quiebran, que se corrompen, que no traen sucesos, pero traen dolor y traen lluvia. Tus ojos dibujan océanos. Tus ojos crearon lagunas en mi mente. Tus ojos que se hacen presente esta noche que te he venido a olvidar.
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