domingo, 13 de octubre de 2013

Te extraño

Te extraño cuando se acerca la noche con su desidia a oscurecer mi melancolía.
Te extraño cuando palpita mi corazón por algún deseo inconcluso.
Y te veo todavía limpiando mis heridas para siempre; llorando, y suplicándo que no me dañe porque te lastimo también: y ese es el recuerdo más doloroso y tierno que tengo de ti.
Te extraño porque te llevaste tanto de mí contigo; te extraño porque dejaste mucho de ti entre mis dedos.
Te extraño cuando florecen los amores, o llega la lluvia a corregir mi dicción con su dramático chac-chac.
Te extraño cuando me siento a fumar un cigarrillo, y el humo, como si fuese una seda, forma en el aire algo que se asemeja a un corazón partido.
Te extraño porque se me agotan los días.
Te extraño porque extraño tus besos con su cálido licor que corría por mis huesos y me invadían de pasión y locura; te extraño porque ya nadie me ha vuelto a decir que soy un tozudo y debería aprender a escuchar; te extraño cuando me afeito, porque ya no hay razón segura y mediata para hacerlo.
Te extraño porque mi cama es inmensa, y ruedo y ruedo y ruedo y no consigo caerme para despertar de una vez de esta pesadilla.
Te extraño porque he madurado y lo he hecho por ti. No me importa nadie más que tú. Todo lo que he logrado ha sido para impresionarte.
Te extraño porque soy un tonto que no sabe aceptar que te has ido con otro. Te extraño porque vives dentro de mí, con tus defectos, con tus virtudes, con tus sonrisas, con tus ojos pardos, vives y pervives.
Te extraño porque es un efecto secundario de la penumbra que disipa mis lisonjeras motivaciones. Te extraño porque mis ideales no tienen miedo.
Te extraño porque el mundo está rodeado de árboles secos, que me piden que te deje de extrañar, pero que no entiende que si tú no vuelves, sus hojas ya no podrán florecer.
Te extraño porque es delito. Te extraño porque es dolor. Te extraño porque quiero cumplir mi promesa de amarte toda la vida.
Te extraño porque soy perseverante y todavía sueño con tu delicada mano cariñando mi cabeza, diciéndome: "Ya, ya, niño, mañana las cosas te saldrán mejor".

No hay comentarios:

Publicar un comentario