domingo, 14 de julio de 2013

Poema CXXXIII

Esto que nos ensucia el rostro
es la culpa que necesitamos
para, por así sentirlo,
cumplir como seres humanos.

No puedes resolver tus traumas,
porque tu padre siempre fue callado.
Y ahora que necesitas realizarte
como individuo denostado,
no puedes más que sentir asco y pena
por eso que antes te excitaba.

Aquí, entre esto que separa 
tu alma de mi mente,
en ese vacío malvado,
poco a poco, las fisuras
se van llenando
de indiferencia y nudos.

Y en un par de años,
como presuntos extraños,
estaremos sorbiendo recuerdos,
aterrados en esta ciudad oscura
temeroso de salir a la libertar

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