lunes, 20 de enero de 2014

Desolación

Voy a cubrir tu cuerpo de rosas, de largas carreteras que no me hagan dificultoso accederte, de momentos grávidos que llamen a lugar un beso, como la primera vez en un auto. No quiero más cubrir tu rostro de lágrimas, ni el mío, cubrirlo de muecas ni sentidos. Quiero momentos lúdicos. Porque tú eres como mi hermanita, con tus largos dedos y tus cuatro ojos, con tus intuciones parecidas a las mías, y tu quiebre y tus labios rosas, y tu nariz perfecta, como un botoncito, y tus pensamientos a futuro. Por eso te traje conmigo, aquí, en mi bolsillo y en mi pecho, como un collarcito que nunca se cae, como un tatuaje que nunca quise hacerme, pero fue hecho por necesidad. Yo quiero recorrer tu cuerpo como lo recorre tu sangre, llenarte de caricias intermitentes e interminables. Yo voy a cubrir tu pecho de luceros y de cielo; voy a dibujar tu necesidad, y la asiré a mi garganta para que de todas maneras, al anochecer, necesites de mí. Tú eres como mi hermanita, cuidado cuidado, que hacemos un simpático equipo. Porque teniéndote cerca, yo jamás me rendiré. La fatiga la borras cuando surcas tu dedo mágico por mi frente llena de sudor y viento. Voy a llenar de versos tu boca, y me extinguiré contigo en el siguiente beso, cuando vuelvas a este fantasma y a esta necesidad de necesitarte, una fiesta para dos corazones desarrapados.

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