Una vez me dijiste que esta amistad, de patas
que siempre se tienen para sobrellevar la vida, como auténticos amigos,
como auténticos seres de carne y ceniza, sería exclusiva de dos personas
que no solo coinciden en Lacan y otros avatares de
la vida taciturna. Me dijiste que serías mi amigo pase lo que pase, que
te interesaba mi integridad y que te preocupaba mi tristeza. Y yo
prometí que siempre andaríamos de dota en dota, haciendo ese team que
nadie puede fulminar, que nadie podría romper esta amistad de camaradas
que hacen un super equipo de trabajo. Claro, eso cuando aún estabas
soltero. Pero ahora que tienes novia y te va bien... quizá ya no te haz
de acordar que yo fui el compañero que construyó en su vida un espacio
para un amigo como tú, de temple sincero y carácter único. Quizá, ahora
que tienes novia, ya no puede salir a jugar los mismos juegos de antes.
De todas maneras, si algún día tropiezas y te hacen falta más manos que
las de tu novia para levantarte, te recuerdo que todavía soy tu amigo,
aunque por ahora duerma en las postrimerías de tu vida, mi querido
amigo, yo siempre podré darte un hombro donde apoyarte y una
conversación lacaniana sobre esta cultura de masas que siempre nos
preocupó.
No pretendo un adiós, mi amigo, sino un hasta lueguito,
voy a explorar la vida solo... Pero si me necesitas, aquí tienes mi
inevitable cara de cuy para sonreírte
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