martes, 22 de enero de 2013

Que seas feliz

Qué queda, entonces, después de todo. Qué queda de mí: solo ruinas, escombros. Todo te lo di. Qué queda para el que espera su turno, al final, por si tus ojos se posan en los suyos. Qué queda para mí: despojos, asombros, miseria, decepción. Qué me quedan, sino recuerdos, tiempo contigo, añoranza de tus besos, los ecos investidos, tus caricias, tu voz, todas, reservadas para la nostalgia. Qué queda, pues, si yo siempre fui el peor de los dos, con mi roña y mi personalidad complicada, si yo fui el que pintó esos ratos de amargura y de intensa lágrima que ahora propugnas... Si por mí, quién lo diría, derramaste las más sonadas lágrimas, para saciar mi sed... Soy esa carga que deshechas, soy ese recuerdo que se aferra a ti. Para qué. Qué quedará, después, tu silencio, y dirás algún día, cuál era su nombre, ¿por qué? si todo lo perdí el instante antes de que te marchases, sin una sola estúpida palabra para saberte retener.Si soy fracaso, y haces bien en marcharte, la desdicha me persigue, en cambio tu sonrisa es superior. Si yo soy extraño y tú eres feliz, mientras estés tan lejos de mí, porque mis latidos ya no te nombran. Que seas feliz.

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