Algo que realmente se ha desarrollado en mí es la sensación
de lo masivo en contraposición con lo personal;
soy el mismo solitario que era, buscando mi camino sin ayuda personal,
pero ahora poseo el sentido de mi deber histórico.
No tengo hogar ni mujer ni hijos ni padres ni hermanos ni hermanas,
mis amigos son mis amigos en tanto piensen políticamente como yo
y sin embargo estoy contento, siento algo en la vida,
no solo una poderosa fuerza interior, que siempre sentí,
sino también el poder de inyectarla a los demás
y el sentido absolutamente fatalista de mi misión que me despoja del miedo
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La melancolía del político (Giorgio de Chirico) |
Por esas entrañables mañanas te mereces mi aprecio, mi continuo pensamiento, mis ideales rotos y que se recomponen en tu glorioso pecho. En esta tierra huérfana, en donde nos separamos como dos dadivosos mendigos, te infiltras para inmolarte en mi sangre, porque siempre serás, al menos en mi memoria, la idealista que conocí, y de la que me enamoré, por la que perecí en mis años de contubernio y depresión. En tus aladas pestañas encontré esa gloriosa marca de mi destino: pensarte irremediablemente extraña. Fantaseo con irme volando hasta los pies de tu cama. Y tan solo para admirarte. Porque el mar fragoroso de mi amor retumba en mis venas, cuando siento tu presencia en las avenidas que ahora me pertenecen. Y el mundo es mío. Pero tu mundo se ha roto. Y el universo que construimos ahora solo es una ínfima pústula que supura dolor y miseria para mis presentes. Tus abrazos apartaban el miedo de mí. Me consumían en un fuego que me expandía y dilataba la alegría. Ven hasta mí. Yo no puedo ir hacia donde estás, ¿no ves que me cortado los pies tan solo para no moverme de este lugar, sí de este lugar, en donde prometí esperarte, por lo tanto de donde no moveré nunca... hasta que tú llegues? Las extremidades crecen... La distancia también. Somos cómplices en esta égida, y siempre estaremos huyendo de Egipto para conmemorar nuestros domingos de crucifixión. Y si ahora tu cuerpo entero, lo mismo que la esencia de tus mientes y tus principios y tus realidades, pertenecen a otra persona, alguien que se consume como pira a tu lado, atisbado y recóndito de amores, yo quiero que seas feliz, porque si tú eres feliz, mi universo es feliz, mis noches nunca llegarán sin estrellas. Yo quiero tocar tu corazón, porque desentiendo los improperios de tus acciones y la desastrosa mierda que me lanzas como palabras. Mis ojos no saben más que mirarte y llorarte. Y si tú, núbil dama, entiendes de estas sensaciones de muerte, quiero que entiendas lo fratricida que son mis congéneres conmigo. Me voy quedando sin amigos por solo hablar de ti. Me voy quedando sin vida por no quererme mover de aquí. Me voy quedando sin esperanzas porque llega la noche, suturan mis heridas y tú no apareces. En el olvido no hay nadie más linda que tú. Avanza esta pródiga noche, a la vez prolija y terebrante, y retroceden mis esperanzas de volver a verte. Desconfío sinceramente de estas muecas sonrientes que me regala la vida. Y eso no me quita las tentativas de que perdures en mis pensamientos, como lo que eres y seguirás siendo, una abstracción que deseo materializar. Yo todavía no me muevo, y eso que, a falta de pies, me han crecido alas. Todavía sigo sumergido en esta azul añoranza, en esta gris mediación del olvido y el desamor. Mis inquietudes son las mismas: perdurar para que perduren tus ojos en mis labios. Mis labios, en oclusión perfecta con las palabras, esperan animosos un beso. Pero la vida se nos agota, y empiezan a crecer otra vez las ansias de libertad. Yo quiero huir de aquí, pero no tengo los medios. Simplemente, y eso es cierto, me cortaré esta vez las alas, para no tener la tentativa hiriente de irme de aquí. Aquí te espero, tan solo como me dejaste, con el ceño fruncido y las lágrimas que todavía no terminan de caer. Quisiera llegar a tu corazón, como rayo de luz, para apaciguar tus dolores. Pero tal vez yo soy tú más grande dolor. En todo caso, mientras tardes en regresar trataré de ocupar mi tiempo con la benigna pasión de la escritura y las lecturas. Y por qué no, en edificar el cristal amarillo que guarezca para toda la vida -mi vida- tu sonrisa para mis mientes.
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