"Yo te amo tanto y quiero tu bienestar, corazón, pero me pone triste saber que esos episodios que vivimos se vuelvan a repetir; tengo miedo. No quiero que se repita, quizá es por eso que cuando describes en tu novela u otro esos momentos me altera porque es algo que no quiero recordar ni quiero vivirlo de nuevo. Saber ahora que todo esta como antes me llena de impotencia no poder hacer nada por ti. Pon de tu parte mi amor, te lo suplico, si quieres una vida conmigo, la quiero tranquila sin voces, sin mareos ni pesadillas que atormenten tu vida y la mia. Quiero que te comprometas a recuperarte, ese será el mejor regalo que me harás en toda tu vida. No quiero anillo, ni boda, ni autos, ni nada, si vas a seguir así. Te quiero sano y feliz, solo así podré disfrutar de esta vida con el ser que amo. No te voy a desamparar, me necesitas mucho y estaré a tu lado, no por compromiso, sino porque te amo y quiero tu bienestar.
Te amo mi vida, te amo. Siempre voy a ayudarte, pero ayúdate tu también, si me amas, concédeme ese deseo."
Así despliegan sus alas las palabras que ella buenamente me dijo. Porque en el fondo y en la superficie siempre fue igual: ella tuvo buenas intenciones conmigo. Solo que yo estaba demasiado ido de la realidad para comprender enteramente su buen amor. Y nada es para siempre. Y por eso mismo fue que ella decidió morirse de amor lejos de mí. Desde entonces hasta ahora ríos y ríos de lágrimas regaron la tierra, y ahogaron a los hijos que siempre quisimos tener. Decidí una mañana levantarme y parametrar estas locuras que tantos problemas me trajeron, así ordené por color y sabor mis intenciones, los impulsos, por ser andróginos primeros, le siguen las pasiones, lo irracional y luego, siempre al fin, la razón que ilumina. Y fui libre entonces, y le respondí a los medicamentos las mismas palabras que ella entonó: Te necesito. Por esos días cuando el narcisismo lo era todo, yo creía que en mis manos estaba la solución. Y volverme loco por ratos prolongado era lo más viable para escapar de la realidad que me duele. Yo tampoco deseaba anillos ni autos, nada más deseaba que su cuerpo claro. Y para ello decidí estar feliz. ¿Pero cuán feliz puede ser alguien que solo conoce la felicidad por mitos porque nació triste? Ella quería mi bienestar, Dios mío, porque tuve que alejarla, no quiso desampararme hasta que alguien se propuso tras este amor erigir una torva pared. Y con el tiempo esa pared los aplastó a los dos, porque lo que mal empieza, suele acabar en llanto. Y yo comprendí que era tiempo de cumplir su deseo. Por eso fui a terapias. Y decidí cumplir con un año de retraso su deseo. Y ahora estoy medianamente curado. Porque decidí preservar una pizca de locura para que me ayude en las relaciones sociales. Y así que ahora, con esta sonrisa aprendida digo: si bien no soy feliz, puede sinceramente alegrarme que cumplí tu deseo.... No regreses, no te necesito aquí para sentirme mal.
Pero a veces necesito un abrazo, un te quiero, una mano que toque mi rostro y recorra mi cuello. Un beso que enjugue mis labios. Un cuerpo que me dé calor. Y me siento tan solo...
Escucha, este latido disfórico. Soy libre al fin, pero esta libertad me queda ancha y no sé cómo reaccionar ante semejante ansiedad. Respondo, calladamente.
No te necesito acá para sonreír. Tengo personas que gustan y les gusta ver mis dientes.
Pero a veces necesito un abrazo, un te quiero, una mano que toque mi rostro y recorra mi cuello. Un beso que enjugue mis labios. Un cuerpo que me dé calor. Y me siento tan solo...
Escucha, este latido disfórico. Soy libre al fin, pero esta libertad me queda ancha y no sé cómo reaccionar ante semejante ansiedad. Respondo, calladamente.
No te necesito acá para sonreír. Tengo personas que gustan y les gusta ver mis dientes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario